Las tormentas no duran para siempre así como el caparazón de un corazón frío no puede permanecer siempre intacto, a veces llega una razón para desmantelar lo que pensabas que era impenetrable y de nuevo, ese corazón comienza a latir con fuerza bajo...
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Lo único que resonaba en el estudio de Kim eran los truenos que esa noche caían más la llovizna y sus respiraciones, desde donde estaba podía escucharlo pensar, lo conocía bastante bien como para saber qué estaba nervioso o peor, asustado. La presencia de Joe Saelim en la vida de Kim era el monstruo debajo de la cama, nunca sabes que hará realmente... y es que desde hace mucho tiempo, quizá más de diez años, nadie sabía nada de ella, ahora su nombre aparece escrito en un papel enviado por un joven al que apenas conocieron esa noche que por algún motivo esta ligado con el pasado de Porchay... nada tenía sentido y eso lo hacía todavía más amargo.
– Esa mujer nunca aparecería para nada bueno, Wolfgang – dijo Kim observando todavía aquel nombre escrito en letra cursiva, como si en algún momento se diera cuenta de estuvo leyendo mal todo este tiempo, pero no era así.
Wolfgang suspiró – Lo sé, ¿por qué aparecería ahora? – se hizo esa pregunta más para él que para Kim, nadie tenía las respuestas.
– No lo sé, ¿dinero? – Kim bufó – Dudo mucho que sea para pasar tiempo de calidad con sus hijos.
– Dinero es lo más competente, pero sabemos que algo hay en medio de todo esto... ¿Como el amigo de Porchay sabía esto? – preguntó ahora directamente a él – Algo que me dice que tu tío está involucrado y simplemente está usando ese chico, o no lo sé... ¿por qué nos diría algo?
– ¿Lo dudas? – bramó Kim dandole una mirada – El y Joe están planeando algo, lo sé. Pero lo de ese tal Jin... el único que puede averiguar cualquier cosa es Cherry.
Wolfgang lo sabía, lo había estado pensando desde hace varias horas... Porchay era el único que podía averiguar que tiene que ver Jin en todo esto y como está conectado directamente con Joe Saelim y Kan Theerapanyakul, sin embargo, tan rápido como cruzó esa idea por su cabeza, la desechó, no iba a involucrar más a Porchay en nada de esto, no se lo merecía.
– No, Kim, él no tiene nada que ver – Wolfgang negó ligeramente – Lo resolveremos, pero no con él de por medio.
Kim ladeó la cabeza – ¿Es por qué lo besaste? – preguntó determinante – ¿Por un beso ahora simplemente tienes un absurdo instinto protector hacia él?
– Lo protejo tanto como te protejo a ti – Wolfgang lo miró fijamente – Y no digas que no, Kim.
El pelinegro negó ligeramente – No hablo de esa clase de protección, Wolfgang... ¿Estás enamorado de él? Y no me digas que no, veo como te lo comes con la mirada y ahora resulta que Cherry es una dulce flor de loto que no puede correr riesgos pero te tengo noticias, él es parte de mi familia, de alguna horrorosa manera.
