Las tormentas no duran para siempre así como el caparazón de un corazón frío no puede permanecer siempre intacto, a veces llega una razón para desmantelar lo que pensabas que era impenetrable y de nuevo, ese corazón comienza a latir con fuerza bajo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No sabía como sentirse, definitivamente no se sentía mal o engañado, Wolfgang y él no eran exclusivos y ni siquiera se habían besado, habían tenido una cita y tenían química, era cierto... pero no habían hablado más allá de eso, así que no se sentía defraudado, en el fondo ya sospechaba los sentimientos que tenía su ruso por Kim, y también presentía que no eran correspondidos, no pudo evitar sentir un horrible desaliento al pensar en como se estaría sintiendo Wolfgang todo este tiempo, estar con la persona que amas y deseas pero no poder tocarla y en vez de eso, recibir malos tratos... entonces se preguntó, ¿quien tenía idea del amor que Wolfgang tenía por él?
Ahora, si se sentaba a auto-examinarse para ver los daños que había causado escuchar esa conversación... bueno si, tenía que relucir alguno que otro como... el corazón de Wolfgang quizá ya estaba embargado por alguien más y no habría espacio para él, eso fue lo primero que pensó, tal vez él era el paño de lágrimas, el amor pasajero, el chico que irá y todo pasará, un desfogue emocional para Wolfi, y por más que pensó en eso, algo le decía que no era así, que Wolfgang no sería capaz de utilizarlo para tratar de discernir el amor que le tiene a Kim, él no era esa clase de persona, su lindo ruso no iba a joderlo de esa manera.
Se había quedado una hora en el sofá de la sala de televisión del segundo piso tratando de encontrar una película mientras su pollo con verduras se enfriaba, no podía negar que se sentía entristecido por varios factores que ahora no sabía como acomodar, pero su prioridad había sido Wolfgang y su corazón herido. Porque a pesar de todo, a pesar de lo mucho que el ruso le guste... él quería ser su amigo antes de cualquier otra cosa que pudiera pasar, si es que iba a pasar algo entre ellos.
– Chay – saludó Wolfgang con una de sus hermosas sonrisas – ¿Hace mucho llegaste de correr?
Porchay asintió minúsculamente – Moría de hambre – explicó pobremente.
La mirada azul de Wolfgang viajó hacia el plato entero de Chay – Casi no has tocado tu comida.
– Oh, bueno... no me gusta comer solo, es todo. – dijo Chay y en parte era verdad.
Wolfgang asintió ligeramente con una mirada desconfianza, como si no creyera lo que acababa de decir y en ese momento, un hombre alto, fornido, con traje de militar, cabello corto castaño, ojos increíblemente azules y barba con destellos plateados se posó al lado de Wolfgang. Era como ver una versión del joven ruso pero mucho más adulto.
– Tu debes ser Porchay Kittisawats, el hermano de Porsche – dijo el hombre con un acento muy marcado.
Chay se colocó de pie e inclinó la cabeza mostrando respeto – Si, señor. Usted debe ser el padre de Wolfgang.
