capitulo 20

112 7 0
                                    


Era consciente de que el tiempo se me escapaba rápidamente, se me acababa como la carretera que recorríamos, y tuve un miedo espantoso a no disponer de otra oportunidad para estar con ella de nuevo como en este momento, abiertamente, sin muros entre nosotras. Sus palabras apuntaban hacia un fin y retrocedí ante esa idea. No podía perder ninguno de los minutos que tenía a su lado.

—Cuéntame más —pedí con desesperación, sin preocuparme de lo que dijera, sólo para oír su voz de nuevo. Me miró rápidamente, sobresaltado por el cambio que se había operado en mi voz.

— ¿Qué más quieres saber?

—Dime por qué cazan animales en lugar de personas —sugerí con voz aún alterada por la desesperación. Tomé conciencia de que tenía los ojos llorosos y luché contra el pesar que intentaba apoderarse de mí.

—No quiero ser un monstruo —explicó en voz muy baja.

—Pero ¿no bastan los animales? — Hizo una pausa.

—No puedo estar segura, por supuesto, pero yo lo compararía con vivir a base de queso y leche de soja. Nos llamamos a nosotros mismos vegetarianos, es nuestro pequeño chiste privado. No sacia el apetito por completo, bueno, más bien la sed, pero nos mantiene lo bastante fuertes para resistir... la mayoría de las veces —su voz sonaba a presagio—. Unas veces es más difícil que otras.

— ¿Te resulta muy difícil ahora? — Suspiró. —Pero ahora no tienes hambre —aseveré con confianza, afirmando, no preguntando.

— ¿Qué te hace pensar eso?

—Tus ojos. Te dije que tenía una teoría. Me he dado cuenta de que la gente, se enfada cuando tiene hambre—.Se rió entre dientes.

—Eres muy observadora, ¿verdad? —No respondí, sólo escuché el sonido de su risa y lo grabé en la memoria.

—Este fin de semana estuvisteis cazando, ¿verdad? —quise saber cuando todo se hubo calmado.

—Sí —calló durante un segundo, como si estuviera decidiendo decir algo o no—. No quería salir, pero era necesario. Es un poco más fácil estar cerca de ti cuando no tengo sed.

— ¿Por qué no querías marcharte?

—El estar lejos de ti me pone... ansiosa —su mirada era amable e intensa; y me estremecí hasta la médula—. No bromeaba cuando te pedí que no te cayeras al mar o te dejaras atropellar el jueves pasado. Estuve abstraída todo el fin de semana, preocupándome por ti, y después de lo acaecido esta noche, me sorprende que hayas salido indemne del fin de semana —movió la cabeza; entonces recordó algo—. Bueno, no del todo.

— ¿Qué?

—Tus manos —me recordó. Observé las palmas de mis manos y las rasgaduras casi curadas de los pulpejos. A lisa no se le escapaba nada.

—Me caí —reconocí con un suspiro.

—Eso es lo que pensé —las comisuras de sus labios se curvaron—. Supongo que, siendo tú, podía haber sido mucho peor, y esa posibilidad me atormentó mientras duró mi ausencia. Fueron tres días realmente largos y la verdad es que puse a jisoo de los nervios.

Me sonrió compungido.

— ¿Tres días? ¿No acabas de regresar hoy?

—No, volvimos el domingo.

—Entonces, ¿por qué no fuisteis ninguno de ustedes al instituto? — Estaba frustrada, casi enfadada, al pensar el gran chasco que me había llevado a causa de su ausencia.

crepúsculo (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora