capitulo 40

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Aparecieron de uno en uno en la linde del bosque a doce metros de nuestra posición. Un grupo vampiros con comportamientos y características físicas inusuales aparecieron en el bosque, liderados por un hombre agraciado con piel olivácea y brillante cabello negro. Muestran un comportamiento felino y visten con ropa desgastada de excursionista. Su mirada es aguda y su postura, marcadamente felina. Sus ojos de un intenso color borgoña resultaban perturbadores. Se acercaban al grupo de Jin con una sonrisa, mientras las otras dos vampiras observaban con cautela.

—Creíamos haber oído jugar a alguien —hablaba con voz reposada y tenía un leve acento francés—. Me llamo xiumin, y ellas son Seulgi e Irene —añadió señalando a las vampiras que le acompañaban.

—Yo soy Jin y ésta es mi familia: Suga y Jimin; Rose, cheng y jisoo; Lisa y Jennie —nos identificaba en grupos, intentando deliberadamente no llamar la atención hacia ningún individuo. Me sobresalté cuando me nombró.

— ¿Hay sitio para unos pocos jugadores más? —inquirió xiumin con afabilidad. Jin acomodó la inflexión de la voz al mismo tono amistoso de xiumin.

—Bueno, lo cierto es que acabamos de terminar el partido. Pero estaríamos verdaderamente encantados en otra ocasión. ¿Piensan quedarse mucho tiempo en la zona?

—En realidad, vamos hacia el norte, aunque hemos sentido curiosidad por lo que había por aquí. No hemos tenido compañía durante mucho tiempo.

—No, esta región suele estar vacía si exceptuamos a mi grupo y algún visitante ocasional, como ustedes.

La tensa atmósfera había evolucionado hacia una conversación distendida; supuse que Rose estaba usando su peculiar don para controlar la situación.

— ¿Cuál es su territorio de caza? —preguntó xiumin como quien no quiere la cosa. Jin ignoró la presunción que implicaba la pregunta.

—Ésta, los montes Olympic, y algunas veces la Coast Ranges de una punta a la otra. Tenemos una residencia aquí. También hay otro asentamiento permanente como el nuestro cerca de Denali.

Xiumin se balanceó, descansando el peso del cuerpo sobre los talones, y preguntó con viva curiosidad:

— ¿Permanente? ¿Y cómo consiguieron algo así?

— ¿Por qué no nos acompañan a nuestra casa y charlamos más cómodos? —Los invitó Jin—. Es una larga historia.

Irene y Seulgi intercambiaron una mirada de sorpresa cuando Carlisle mencionó la palabra «casa», pero xiumin controló mejor su expresión.

—Es muy interesante y hospitalario por vuestra parte —su sonrisa era encantadora—. Hemos estado de caza todo el camino desde Ontario — estudió a Jin con la mirada, percatándose de su aspecto refinado—. No hemos tenido ocasión de asearnos un poco.

—Por favor, no se ofendan, pero he de rogarles que se abstengan de cazar en los alrededores de esa zona. Debemos pasar desapercibidos, ya me entiendes —explicó Jin.

—Claro —asintió xiumin—. No pretendemos disputaros el territorio. De todos modos, acabamos de alimentarnos a las afueras de Seattle.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando xiumin rompió a reír.

—les mostraremos el camino si quieren venir con nosotros. Suga, jisoo, id con Lisa y Jennie a recoger el Jeep —añadió sin darle importancia.

Mientras Jin hablaba, ocurrieron tres cosas a la vez. La suave brisa despeinó mi cabello, lisa se envaró y la primera mujer, Irene, movió su cabeza repentinamente de un lado a otro, buscando, para luego centrar en mí su escrutinio, agitando las aletas de la nariz. Una rigidez repentina afectó a todos cuando Irene se adelantó un paso y se agazapó. Lisa exhibió los dientes y adoptó la misma postura defensiva al tiempo que emitía un rugido bestial que parecía desgarrarle la garganta. No tenía nada que ver con los sonidos juguetones que le había escuchado esta mañana. Era lo más amenazante que había oído en mi vida y me estremecí de los pies a la cabeza.

crepúsculo (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora