capitulo 6

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Algo había cambiado cuando abrí los ojos por la mañana., note que la luz era más clara y que la niebla que solía envolver mi ventana había desaparecido. Al observar afuera, me sorprendió al ver una fina capa de nieve cubriendo el paisaje, pero lo peor era que la lluvia del día anterior se había convertido en hielo, volviendo las calles resbaladizas. Aunque quería volver a la cama, decidí ir al instituto estaba emocionada por la posibilidad de ver a lisa Cullen, aunque consideraba que era una tontería.

Me sentía incómoda y desconfiada de lisa Cullen después de que balbuceara como una idiota y me pusiera en ridículo. A pesar de eso, me encontraba ansiosa por verla. Mientras caminaba sobre el hielo hacia mi coche, reflexionaba sobre las diferencias entre cómo la trataban en Forks y en Phoenix. me sentía desconcertada por la atención que recibía de kai y dawn.

Al llegar al instituto, descubrí que mi padre había colocado cadenas en los neumáticos del coche para evitar problemas en la carretera congelada. me senti sorprendida y agradecida por el gesto de preocupación de mi padre.

Mientras estaba junto a mi coche, escuche un ruido fuerte y vi varias escenas ocurriendo al mismo tiempo, sin que el tiempo parezca ralentizarse como en las películas.

lisa Cullen se encontraba a cuatro coches de distancia, y me miraba con rostro de espanto. Su semblante destacaba entre un mar de caras, todas con la misma expresión horrorizada.

Pero en aquel momento tenía más importancia una furgoneta azul oscuro que patinaba con las llantas bloqueadas chirriando contra los frenos, y que dio un brutal trompo sobre el hielo del aparcamiento. Iba a chocar contra la parte posterior del monovolumen, y yo estaba en medio de los dos vehículos. Algo me golpeó con fuerza, aunque no desde la dirección que esperaba, inmediatamente antes de que escuchara el terrible crujido que se produjo cuando la furgoneta golpeó contra la base de mi coche y se plegó como un acordeón. Después de raspar la parte trasera del monovolumen, había dado la vuelta y estaba a punto de aplastarme de nuevo. Dos grandes manos blancas se extendieron delante de mí para protegerme y la furgoneta se detuvo vacilante a treinta centímetros de mi cabeza. De repente, una sostuvo la carrocería de la furgoneta por debajo mientras algo me arrastraba. Con un seco crujido metálico que estuvo a punto de perforarme los tímpanos, la furgoneta cayó pesadamente en el asfalto entre el estrépito de las ventanas al hacerse añicos. Cayó exactamente donde hacía un segundo estaban mis piernas.

Reinó un silencio absoluto durante un prolongado segundo antes de que todo el mundo se pusiera a chillar. Oí a más de una persona que me llamaba en la repentina locura que se desató a continuación, pero en medio de todo aquel griterío escuché con mayor claridad la voz suave y desesperada de lisa Cullen que me hablaba al oído.

— ¿jennie? ¿Cómo estás?

—Estoy bien.

Mi propia voz me resultaba extraña. Intenté incorporarme y entonces me percaté de que me apretaba contra su costado con mano de acero.

—Ve con cuidado —dijo mientras intentaba soltarme—. Creo que te has dado un buen golpe en la cabeza. —Sentí un dolor palpitante encima del oído izquierdo.

— ¡Ay! —exclamé, sorprendida.

—Tal y como pensaba...

Por increíble que pudiera parecer, daba la impresión de que intentaba contener la risa.

— ¿Cómo demo...? —me paré para aclarar las ideas y orientarme—. ¿Cómo llegaste aquí tan rápido?

—Estaba a tu lado, jennie —dijo; el tono de su voz volvía a ser serio.

Quise incorporarme, y esta vez me lo permitió, quitó la mano de mi cintura y se alejó cuanto le fue posible en aquel estrecho lugar. Contemplé la expresión inocente de su rostro, lleno de preocupación. Sus ojos dorados me desorientaron de nuevo. ¿Qué era lo que acababa de preguntarle? Nos localizaron enseguida. Había un gentío con lágrimas en las mejillas gritándose entre sí, y gritándonos a nosotras.

—No te muevas —ordenó alguien.

— ¡Sacad a Tyler de la furgoneta! —chilló otra persona.

El bullicio nos rodeó. Intenté ponerme en pie, pero la mano fría de lisa me detuvo.

—Quédate ahí por ahora.

—Pero hace frío —me quejé. Me sorprendió cuando se rió quedamente, pero con un tono irónico —. Estabas allí, lejos —me acordé de repente, y dejó de reírse—. Te encontrabas al lado de tu coche.

Su rostro se endureció.

—No, no es cierto.

—Te vi.

A nuestro alrededor reinaba el caos. Oí las voces más rudas de los adultos, que acababan de llegar, pero sólo prestaba atención a nuestra discusión. Yo tenía razón y ella iba a reconocerlo.

—jennie, estaba contigo, a tu lado, y te quité de en medio.

Dio rienda suelta al devastador poder de su mirada, como si intentara decirme algo crucial.

—No —dije con firmeza. El dorado de sus ojos centelleó.

—Por favor, jennie.

— ¿Por qué? —inquirí.

—Confía en mí —me rogó. Su voz baja me abrumó. Entonces oí las sirenas.

— ¿Prometes explicármelo todo después?

—Muy bien —dijo con brusquedad, repentinamente exasperado.

—Muy bien —repetí encolerizada.

Se necesitaron seis EMT y dos profesores para mover la furgoneta y permitir el paso de las camillas. Lisa rechazó la ayuda y yo intenté imitarla, pero me delaté al mencionar mi lesión en la cabeza. Me sentí avergonzada cuando me pusieron un collarín y todo el instituto me observaba mientras me llevaban en la ambulancia. Además, el jefe de policía Kim llegó antes de que estuviera a salvo.

— ¡jennie! —gritó con pánico al reconocerme en la camilla.

—Estoy perfectamente, she... papá —dije con un suspiro—. No me pasa nada. Se giró hacia el EMT más cercano en busca de una segunda opinión. Lo ignoré y me detuve a analizar el revoltijo de imágenes inexplicables que se agolpaban en mi mente.

Al ser alejada en camilla, vi una abolladura en el parachoques del coche marrón que coincidía con los hombros de lisa. La familia de lisa parecía no preocuparse por ella. Traté de encontrar una explicación lógica, mientras la policía escoltaba la ambulancia al hospital.

La familia de lisa parecía no preocuparse por ella. Traté de encontrar una explicación lógica, mientras la policía escoltaba la ambulancia al hospital. En el hospital, me sentí ridícula al ver a lisa caminar por su cuenta. En la sala de urgencias, quité rápidamente el collarín y presencié la llegada de Tyler Crowley, que estaba gravemente herido y me miraba ansiosamente.

—¡Bella, lo siento mucho!

—Estoy bien, Tyler, pero tú tienes un aspecto horrible. ¿Cómo te encuentras?

Las enfermeras empezaron a desenrollarle los vendajes manchados mientras hablábamos, y quedó al descubierto una miríada de cortes por toda la frente y la mejilla izquierda. Tyler no prestó atención a mis palabras.

— ¡Pensé que te iba a matar! Iba a demasiada velocidad y entré mal en el hielo...— Hizo una mueca cuando una enfermera empezó a limpiarle la cara.

—No te preocupes; no me alcanzaste.

— ¿Cómo te apartaste tan rápido? Estabas allí y luego desapareciste.

—Pues... lisa me empujó para apartarme de la trayectoria de la camioneta. — Parecía confuso

. — ¿Quién?

— lisa Cullen. Estaba a mi lado. — Siempre se me había dado muy mal mentir. No sonaba nada convincente.

— ¿Cullen? No la vi... ¡Vaya, todo ocurrió muy deprisa! ¿Está bien?

—Supongo que sí. Anda por aquí cerca, pero a ella no le obligaron a utilizar una camilla.

Estaba confundida y no encontraba una explicación para lo que había visto. Me llevaron a hacer una placa de mi cabeza, pero no tenía herida. Quede atrapada en la sala de urgencias mientras Tyler me acosaba con disculpas y remordimientos, aunque yo estaba bien.

crepúsculo (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora