capitulo 25

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Esa noche dormí mejor porque me encontraba demasiado cansada para soñar de nuevo. Estaba de buen humor cuando el gris perla de la mañana me despertó. La tensa velada con Billy y Tae ahora me parecía inofensiva y decidí olvidarla por completo. Me descubrí silbando mientras me recogía el pelo con un pasador. Luego, bajé las escaleras dando saltos. Sehun, que desayunaba sentado a la mesa, se dio cuenta y comentó:

—Estás muy alegre esta mañana. —Me encogí de hombros.

—Es viernes.

Me di mucha prisa para salir en cuanto se fuera sehun. Había preparado la mochila, y cepillado los dientes, pero lisa fue más rápida a pesar de que salí disparada por la puerta en cuanto me aseguré de que sehun se había perdido de vista. Me esperaba en su flamante coche con las ventanillas bajadas y el motor apagado. Esta vez no vacilé en subirme al asiento del copiloto lo más rápidamente posible para verle el rostro. Me dedicó esa sonrisa traviesa y abierta que me hacía contener el aliento y me paralizaba el corazón. No podía concebir que un ángel fuera más espléndido. No había nada en lisa que se pudiera mejorar.

— ¿Cómo has dormido? —me preguntó. ¿Sabía lo atrayente que resultaba su voz?

—Bien. ¿Qué tal tu noche?

—Placentera. —Una sonrisa divertida curvó sus labios. Me pareció que me estaba perdiendo una broma privada.

— ¿Puedo preguntarte qué hiciste?

—No —volvió a sonreír—, el día de hoy sigue siendo mío.

Quería saber cosas sobre la gente, sobre Elsa, sus aficiones, qué hacíamos juntas en nuestro tiempo libre, y luego sobre la única abuela a la que había conocido, mis pocos amigos del colegio y... me puse colorada cuando me preguntó por los chicos con los que había tenido citas. Me aliviaba que en realidad nunca hubiera salido con ninguno, por lo que la conversación sobre ese tema en particular no fue demasiado larga. Pareció tan sorprendida como krystal y hyuna por mi escasa vida romántica.

— ¿Nunca has conocido a nadie que te haya gustado? —me preguntó con un tono tan serio que me hizo preguntarme qué estaría pensando al respecto. De mala gana, fui sincera:

—En Phoenix, no. —Frunció los labios con fuerza. Para entonces, nos hallábamos ya en la cafetería. El día había transcurrido rápidamente en medio de ese borrón que se estaba convirtiendo en rutina. Aproveché la breve pausa para dar un mordisco a mi rosquilla.

—Hoy debería haberte dejado que condujeras —anunció sin venir a cuento mientras masticaba.

— ¿Por qué? —quise saber.

—Me voy a ir con jisoo después del almuerzo.

—Vaya —parpadeé, confusa y desencantada—. Está bien, no está demasiado lejos para un paseo. Me miró con impaciencia.

—No te voy a hacer ir a casa andando. Tomaremos tu coche y lo dejaremos aquí para ti.

—No llevo la llave encima —musité—. No me importa caminar, de verdad.

Lo que me importaba era disponer de menos tiempo en su compañía. Negó con la cabeza.

—Tu monovolumen estará aquí y la llave en el contacto, a menos que temas que alguien te lo pueda robar. —Se rió sólo de pensarlo.

—De acuerdo —acepté con los labios apretados. Estaba casi segura de que tenía la llave en el bolsillo de los vaqueros que había llevado el miércoles, debajo de una pila de ropa en el lavadero. Jamás la encontraría. Pareció percatarse del desafío implícito en mí aceptación, pero sonrió, demasiado segura de sí misma.

crepúsculo (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora