capitulo 37

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Apenas había comenzado a lloviznar cuando lisa dobló la esquina para entrar en mi calle. Hasta ese momento, no había albergado duda alguna de que me acompañaría las pocas horas de interludio hasta el partido que iba a pasar en el mundo real. Entonces vi el coche negro, un Ford desvencijado, aparcado en el camino de entrada a la casa de sehun, y oí a lisa mascullar algo ininteligible con voz sorda y áspera.

Tae-hyung estaba de pie detrás de la silla de ruedas de su padre, al abrigo de la lluvia, debajo del estrecho saliente del porche. El rostro de Billy se mostraba tan impasible como la piedra mientras lisa aparcaba el monovolumen en el bordillo. Tae clavaba la mirada en el suelo, con expresión mortificada.

—Esto... —la voz baja de lisa sonaba furiosa—. Esto es pasarse de la raya.

— ¿Han venido a avisar a sehun? —aventuré, más horrorizada que enfadada.

Lisa asintió con sequedad, respondiendo con los ojos entrecerrados a la mirada de Billy a través de la lluvia. Se me aflojaron las piernas de alivio al saber que sehun no había llegado aún.

—Déjame arreglarlo a mí —sugerí, ansiosa al ver la oscura mirada llena de odio de lisa.

Para mi sorpresa, estuvo de acuerdo.

—Quizás sea lo mejor, pero, de todos modos, ten cuidado. El chico no sabe nada.

Me molestó un poco la palabra «chico».

—Tae no es mucho más joven que yo —le recordé. Entonces, me miró, y su ira desapareció repentinamente.

—Sí, ya lo sé —me aseguró con una amplia sonrisa. Suspiré y puse la mano en la manija de la puerta.

—Haz que entren a la casa para que me pueda ir —ordenó—. Volveré hacia el atardecer.

— ¿Quieres llevarte el coche? —pregunté mientras me cuestionaba cómo le iba a explicar su falta a sehun. Lisa puso los ojos en blanco.

—Puedo llegar a casa mucho más rápido de lo que puede llevarme este coche.

—No tienes por qué irte —dije con pena. Sonrió al ver mi expresión abatida.

—He de hacerlo —lanzó a los Black una mirada sombría—. Una vez que te libres de ellos, debes preparar a sehun para presentarle a tu nueva novia.

Esbozó una de sus amplias sonrisas que dejó entrever todos los dientes.

—Muchas gracias —refunfuñé.

Sonrió otra vez, pero con esa sonrisa traviesa que yo amaba tanto.

—Volveré pronto —me prometió.

Sus ojos volaron de nuevo al porche y entonces se inclinó para besarme rápidamente justo debajo del borde de la mandíbula. El corazón se me desbocó alocado y yo también eché una mirada al porche. El rostro de Billy ya no estaba tan impasible, y sus manos se aferraban a los brazos de la silla.

—Pronto —remarqué, al abrir la puerta y saltar hacia la lluvia. Podía sentir sus ojos en mi espalda conforme me apresuraba hacia la tenue luz del porche.

—Hola, Billy. Hola, Tae —los saludé con todo el entusiasmo del que fui capaz—. sehun se ha marchado para todo el día, espero que no lleven esperándole mucho tiempo.

—No mucho —contestó Billy con tono apagado; sus ojos negros me traspasaron—. Solo queríamos traerle esto —señaló la bolsa de papel marrón que llevaba en el regazo.

—Gracias —le dije, aunque no tenía idea de qué podía ser—. ¿Por qué no entran un momento y se secan?

Intenté mostrarme indiferente al intenso escrutinio de Billy mientras abría la puerta y les hacía señas para que me siguieran.

crepúsculo (jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora