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Empezaba a amanecer y ya estaban todos en pie reunidos en el comedor. Ya tenían todo preparado para el pequeño viaje.

La directora les estaba deseando una buena estancia en el Bosque de Dean y les aseguró que, en cuanto volvieran, ya estaría la barrera protectora en perfectas condiciones y con una buena mejora para evitar más cazadores.

Cuando los profesores se aseguraron de que ya todos los alumnos estaban listos, les faltaba por explicar cómo irían hacia el bosque. El profesor Newt fue el que se encargó de explicarlo para todos.

- Bien chicos, la manera que utilizaremos para llegar a nuestro destino es a través de un traslador. Para los que no sepáis qué es, se trata de un objeto encantado para enviar a la persona que lo toca a un lugar específico. La mayoría de las veces, un Traslador es un objeto cotidiano para no llamar la atención de los muggles. Cuando cada profesor lo digamos, cada grupo se agarrará al traslador a la vez y nos llevará rápidamente al bosque. ¿Alguna duda? -dicho esto, los alumnos negaron con la cabeza, por tanto, les dijo que se pusieron en círculo con sus respectivos profesores y ya empezarían a viajar.

Cada grupo se colocó en círculo y, cuando el profesor les dio la señal, agarraron todos una bota, la cual era el traslador y, en unos segundos, aparecieron todos en el bosque.

April se había sentido muy rara tras ese viaje y decidió comentarlo con su grupo.

- Chicos, ¿no habéis tenido una sensación muy rara?

- La verdad que sí -respondió Asha. Una sensación como si una especie de gancho me tomase por algún lugar del ombligo. No sé cómo explicarlo, ha sido raro.

- Yo siento algo de náuseas -dijo Piers flojito.

- Chicos tranquilos, es normal, a veces provoca esos efectos en algunas personas. No os preocupéis. Piers, se te pasará enseguida -le aseguró el profesor. Bien, bienvenidos al bosque -les sonrió. Tenemos que colocar la tienda y después podemos empezar a explorar.

Los chicos observaron el bosque con los ojos bien abiertos, parecía ser enorme. Sólo se veían cientos y cientos de árboles a distancia.

Con ayuda de sus varitas, colocaron la tienda en la que pasarían las noches. Parecía ser algo pequeña para poder coger todos pero, cuando April entró, era realmente grande. Había varias habitaciones, incluso tenía un pequeño salón y una mini cocina. Todo estaba compuesto por colores madera y distintos tonos de verde. Muy acogedora.

Tras elegir habitación y colocar sus cosas, decidió salir y echar un vistazo a los alrededores. No se alejaría de la tienda, solo quería curiosear un poco la zona y estaba segura que si se quedaba cerca de la tienda, no se perdería.

Salió rápidamente y empezó a caminar mientras observaba los árboles, se notaba la extensión del bosque, kilómetros y kilómetros de árboles la rodeaban. Había mucha vegetación, árboles muy altos con firmes troncos y distintos arbustos y matorrales con hojas de distintos grosores. La luz del sol se filtraba a través de las hojas de los árboles, creando un juego de sombras y destellos de luz que danzan en el suelo creando distintas formas.

April escuchó a sus espaldas un crujido de ramas provocando que se asusta. Tras girarse asustada, vio a Enzo y Asha yendo hacia ella, estos, empezaron a reir tras ver su reacción.

- ¡Chicos menudo susto! 

- Ya nos hemos dado cuenta -dijo Asha riendo haciendo que April la mirara mal. Perdona perdona -le dijo levantando los brazos.

- Perdonados. ¿Por qué me estáis siguiendo?

- ¿No es obvio? -dijo Enzo levantando la cejas. No queríamos que te perdieras. 

- Pero si estoy al lado de la tienda, cómo perderme -respondió con algo de burla.

- ¿Estás segura de eso? -le preguntó Asha haciéndola dudar.

- Pues, ¿si no? -se puso a mirar a su alrededor y, efectivamente, se había desorientado por completo. Esto... -dijo con algo de vergüenza.

- Lo sé, no te preocupes, volvamos -le dijo Enzo sonriéndole.

- Gracias... -dijo con timidez.

Para su suerte, Asha y Enzo sabían el camino de vuelta y, en menos que canta un gallo, ya estaban viendo la tienda a lo lejos.

Cuando entraron, escucharon al profesor preguntar si estaban todos listos para explorar. Habían llegado justo a tiempo para iniciar la pequeña excursión.

Todos siguieron al profesor hacia la salida y este, antes de nada, les dijo que no se separaran, que el bosque era muy denso y no quería que nadie se perdiera.   Tras todos asentirle, empezaron a caminar detrás de él por aquel profundo bosque.

La primera parada que iban a hacer, iba a ser un lago muy bonito y profundo. El profesor les dijo que se alejaran un poco y realizó un hechizo llamaba Glacius para congelar el lago.

- Bien chicos, este hechizo es un encantamiento que congela a un objetivo con aire helado creado a partir de la punta de la varita. Esto, a su vez, podría congelar el agua como acabáisde comprobar, también extinguir incendios y enfriar las salamandras de fuego. Este encantamiento tiene el desafortunado efecto secundario de hacer que el aliento de cualquiera que esté cerca se vuelva una espesa niebla blanca debido al frío extremo causado por el lanzamiento del hechizo, por eso os dije anteriormente que os alejárais un poco. Incluso un objeto podría estar encantado con este hechizo para atacar a una persona cuando se toca. Y ahora... poneros esto -con un movimiento de varita hizo aparecer un montón de patines para patinar sobre el agua helada. Espero que os guste el patinaje sobre hielo -dijo sonriendo mirando a sus alumnos.

April se emocionó mucho, siempre le ha encantado patinar y fue rápidamente a colocarse los patines. Al principio, cuando se los puso, le estaban enormes, pero de un momento a otro, se ajustaron a sus pies a la perfección. El profesor les dijo que era otro hechizo, y que los patines volverían a su tamaño original en cuanto se los quitaran.

No esperó más y fue directa a colocar el patín en el hielo, tras comprobar que era estable, colocó el otro. Estaba muy contenta por poder patinar un rato.

Empezó a deslizarse sobre la pista con total seguridad. Primero empezó más despacio, pero poco a poco, fue subiendo el ritmo. Su pelo ondeaba suavemente al viento mientras iba haciendo líneas elegantes y fluidas sobre el hielo. Sin pensarlo dos veces, empezó a girar como si fuera una bailarina mientras reía. Estaba encantada con aquella actividad.

Sus amigos no tardaron en unirse a ella. Le preguntaron sorprendidos que cuando había aprendido a patinar así y ella respondió orgullosa que su tío le enseñó hace algunos años.

Asha decidió ir con Damon que parecía tener problemas para mantener el equilibrio y dejó a los dos chicos solos.

April se percató de que Enzo parecía algo nervioso y bastante concentrado. Este, se percató de su murada y con algo de vergüenza le afirmó que no se le daba muy bien patinar y estaba intentado mantener el equilibrio continuamente. A lo que April, con una sonrisa le respondió que ella podía ayudarle.

Lo tomó de la mano y empezó a guiarlo por aquella superficie helada. Enzo intentaba mantener el equilibrio continuamente, con gestos algo torpes pero determinados.

April le ofreció consejos mientras se deslizaban juntos por el hielo, creando así nurvos recuerdos. A medida que avanzan, Enzo fue ganando confianza y su rostro reflejaba una mezcla de concentración y alegría.

Entre risas y tropiezos, comparten momentos de complicidad, fortaleciendo su vínculo mientras exploran el arte de patinar sobre el hielo.

Al rato, los demás se unieron a ellos y estuvieron patinando juntos un rato hasta que el profesor dio la actividad por finalizada y les dijo que era hora de volver al campamento y tomarse una buena comida. April a pesar de que no quería irse, estaba muy feliz, tenía la sensación de que Enzo y ella estaban más unidos que antes.

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