Prologo

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Se dice que desde el principio las constelaciones habían vivido en un eterno conflicto. Todas discutiendo por quien era el favorito, bueno... Piscis no, a piscis pocas cosas le importan. Pero los demás peleaban día y noche por absolutamente todo. Nacían, crecían, se daban cuenta de su identidad, peleaban, morían y renacían para repetir este ciclo. Sin embargo, por alguna razón llegaron a reunirse por un tiempo, en una costa construyeron sus casas con kilómetros de distancia entre ellos, aun así, de vez en cuando podían reunirse y verse. Entre ellos hubo relativa paz, al contrario del mundo mortal donde las peleas y guerras se hacían cada más mortales.

Cuando las personas comunes se enteraron de las constelaciones, fueron en su búsqueda. Pensando que en ellos encontrarían a los lideres elegidos de Dios. Construyeron sus casas alrededor de estos y con el tiempo los convirtieron en sus Dioses.

Solo fue tiempo para que los 12 grupos de personas construyera la Ciudad de las Estrellas. Una utopía de individuos que seguían y rezaban a sus lideres estelares.

Todo fue perfecto hasta que iniciaron las competencias, los grupos se dividieron por completo, guerras, y batallas convirtieron a la Ciudad de las Estrellas en la Ciudad Cinabrio. Un sitio violento, corrupto, desordenado, clasista y racista. Muchos echan la culpa a las constelaciones, pero ellos hacen lo que tiene que hacer solo por dar la protección a su territorio. Como Géminis mantiene a sus muelles protegidos. O Libra recorre las secciones de Zona Verde. A todos les gustaría ser parte de Zona Mercurio, bajo el cuidado de Acuario, aunque él es demasiado selectivo con sus seguidores. Virgo es accesible con su territorio, Zona Cloizeaux. Zona Almadén es conocido por cambiar de dueño, pero actualmente esta destinado a Sagitario. La Zona Luminosa es para Aries. Zona Azufre domina con sus fabricas adinerando a Capricornio. Y finalmente la Zona Siamesa, el territorio del Cangrejo.

— Bien... pero ¿eso que tiene que ver conmigo, Don?—pregunte mientras el anciano me mostraba el templo de Cáncer.

— Ben, es tu deber saberlo, porque Zona Siamesa ahora será tu responsabilidad.

Me detuve para reír. — Claro que no.

— Sé bien que te has reconocido como el Cangrejo, tienes que tomar tu lugar y ser quien nos guie.

— Claro que no— repetí.

— Ben.

— ¡No! ¿Estas escuchándote?

— ¡Ben, ¿A dónde vas?

No estaba dispuesto a escuchar más, me eche a correr en ese preciso momento.

No estaba dispuesto a escuchar más, me eche a correr en ese preciso momento

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Primer capítulo se estrena el 1 de enero

El Territorio del CangrejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora