Capítulo 13. Más y más mentiras.

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Me he equivocado.

¿Qué es lo que estoy haciendo?

—¡Señor Libra! — El grito fuera de la habitación de Escorpión llamó su atención.

Me levanté de la silla y salí de inmediato.

—Hola, hola— saludo Libra mientras pasaba entre los pacientes. —No vengo a molestar, necesito hablar con Acuario, ¿donde está?

La persona ahí parecía otro Dios entre mortales, no solo Acuario era amado cada vez que descendía de los cielos. Quizá sea su cabello rubio o sus ojos grises lo que hacían que se viera tan heterio, no era una persona extremadamente fuerte como lo era Tauro, pero se veía bien trabajado.

—Se encuentra en los consultorios— respondió uno de los discípulos de Rosa.

Se vio el apuro en el rostro de Libra, humedece sus labios y luego sonríe. —Esperaré entonces.

Lo veo tomar asiento junto a algunos pacientes, pregunta cómo se encuentran y sonríen cuando alguno dice algunas cosas graciosas. Y el corazón se me acelera.

¿Para qué conversar con Acuario? ¿Sabra...?

¿Que voy a hacer si sabe? ¿Cómo saldré de esta?

No, pero es imposible, Escorpio no dijo a nadie que fue sugerencia mía, no lo haría, confía en mí y sentiría vergüenza al respecto.

Perdoname Arien, tengo que cuidarme.

—Libra, gracias a la Diosa estas aqui— me acerque. —No sabes lo aliviado que estoy de que estés aquí.

La mirada que Libra me lanza me hace retroceder un paso.

—Cáncer— me llamo Leo desde uno de los pasillos, llevaba algunas sábanas recién lavadas en un sesto. —Ven a ayudarme.

Me gire hacia Libra para despedirme. —Gracias por estar aquí, me alivia.

Seguí a Leo, pero su espalda estaba tensa, bajo su ropa veraniega solo veía sus músculos rígidos. Es raro verlo vestido tan fresco, con el maldito frío que hace en toda la maldita ciudad. Juntos caminamos al patio, donde las plantas medicinales se cultivan, se secaba la ropa y antes jugábamos, el lugar cuenta con paredes agrietadas y por más que se intentaba, el lugar nunca estaba libre de polvo, incluso se colocó una lona en el techo para cubrirlo, pero al final se cayó y ahora solo cubre una esquina donde está la tumba de un perro. Antes había un señor, no me acuerdo de su nombre pero era conocido por tener un perro que lo seguía a todos lados, un día el hombre fue encontrado en una esquina muerto por el frío de la ciudad, entonces Rosa trajo al perro para Escorpio y el niño lo amo con todo su corazón. A Escorpio siempre le gustó la idea de tener una mascota y Rosa decía que todo niño necesitaba una mascota que lo acompañara. Cuando el perro murió, Escorpio lloró por días enteros, pero Rosa estaba muy ocupada, así que fui yo quien lo consoló.

—¿Dónde estuviste anoche? — preguntó Leo, dejó la canasta en el suelo. Me apresure a ayudarlo.

—Conocí a Sagitario...— respondí.

La sonrisa de Leo se borró, está bien, ya era forzada.

—Así que revivió y se escondió, ¿a que me recuerda?

Dio una pedrada con su comentario sarcástico. Lo mire. —Sugirió una alianza, ayudará a Zona Siamesa.

—¿Bromeas? ¿por eso nos abandonaste? te juro que si haces un trato con esa...

—No dejaré que entre la droga a la Zona, ¿por quién me tomas? — fingí enojo antes de tender la primera sábana. —Fui cuidadoso, ella está buscando a otra persona, así que le permitirá el acceso, que pueda buscar a esta persona significa que repara los servicios en la Zona, ¿no nos beneficia?

El Territorio del CangrejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora