Capítulo 16. Atractivo.

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El dolor de ser atropellado dos veces no me dejo levantarme por la tarde, solo escuchaba como todos en la Clínica de Rosa iban de un lado a otro con un entusiasmo increíble.

—El Señor Acuario es increíble— alcance a escuchar. —Nos ha traído comida y todo.

—¿Leo fue a llevarle la comida a Escorpio?

—No seas grosero, ese pequeño sigue siendo nuestro Arien— regaño el primero, luego su tono cambió un poco. —Pero, no, fue el Señor Acuario quien le llevó la comida.

Esta vez fue una chica la que habló: —Lo que aun no me creo es que realmente trajo langosta para todos, era obvio que nuestro pequeño niño fue sarcástico.

—El Señor Acuario de seguro que no le afecta gastar en eso.

—¡¿Crees que ellos dos...?!

—¡Shh! Si Rosa se entera espantará al Señor Acuario y ya no tendremos comida.

—Sería triste que el Señor Acuario ya no venga a visitar a Arien, él se ve tan feliz.

—Si tan solo... ¡Ah! se que le rendimos tributo a Cáncer, pero... era mejor antes de que descubrieramos que era Ben.

Escuchó un suspiro resignado. —Extraño Zona Luminosa, Aries no haría algo así.

—Viene Acuario, sh— susurro alguno.

Los pasos lentos intentan no hacer ruido, pero el suelo de madera crujía.

—Jóvenes— la voz en forma de saludo provenía del ególatra de Acuario.

—Señor Acuario, ¿cómo está nuestro Arien?

—Cansado, se ha quedado dormido después de comer.

—¿Fue difícil hacerlo comer? siempre busca asegurarse que todos nosotros comamos antes que él.

La risa de Acuario tenía un matiz extraño. —Fue terco, pero les asegure que todos ya tenían su porción, espero que hayan comido bien.

—Por supuesto, ha sido la mejor comida que hemos tenido.

—Me alegra, espero que así puedan rendir el día.

—Es muy amable... ¿seguirá viniendo? Arien se alegra mucho cuando usted está aquí.

—Si Rosa me lo permite, vendré— hay una pausa antes de que pregunte: —¿Dónde está Rosa?

—En su oficina, Señor.

—Si me disculpan.

—Pase, pase.

Los pasos de Acuario indican que se está alejando, hay un largo silencio que casi me hace pensar que hasta aquí llega todo.

—Ojalá fuera él nuestra constelación.

¡Suficiente!

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Comienzo a trabajar día y noche. Rastreo lo mejor que puedo las fugas de dinero, reasigno a los recolectores de impuestos, atiendo a los rezos, conversó con las personas y leo las cartas de Capricornio que está obligado a enviarme, ahí me da explicaciones largas de cómo funciona la economía en la ciudad, también me fueron entregadas las llaves del almacén. Tardó un largo mes para recolectar suficiente dinero para renovar los almacenes. Entre Leo, yo y otros trabajadores de la Zona sacamos toda la basura. Mi imagen crecía en las Zonas, tomándome entre los civiles como un ejemplo claro de la voluntad y la amabilidad, a la par que la imagen de las personas comunes hacia Capricornio decaía. Las voces iban y venían:

El Territorio del CangrejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora