Me he estado escondiendo. No me enorgullece algo como esto, pero ha sido necesario, el idiota que el anterior Cáncer dejo acargo me busca seguido para que tome la responsabilidad de su trabajo, pero he logrado esconderme lo suficientemente bien para que él tenga que hacer las cosas.
Resulta que el mejor escondite de Zona Siamesa es el templo a Escorpio. Esta medio derrumbado y hay mucho riesgo de que un insecto me ataque o las ratas, pero encontré un lugar cómodo en las vigas del techo, paso el tiempo contando las figuras de escorpiones y en especial analizando la estatua del hombre degollando al niño, la misma estatua que estaba en Zona Muelle.
Al menos he tenido el tiempo suficiente para pensar, ante mi había dos caminos. El camino obvio que debía tomar era el que me marcó Capricornio, aquel en el que le entregaba todo por el bien de las personas comunes, bajo su liderazgo Zona Siamesa tendría muchas más probabilidades de salir adelante, se sabía bien que la tasa de rendimiento de Capricornio aseguraba un 80% de resultados positivos, es raro que la constelación de la cabra se equivoque y cuando lo hace no hay angustia pues siempre tiene un plan b. Ese camino tan obvio para tomar me garantiza una nueva vida, una donde mi madre y yo no viviremos en esta miseria de lugar, salud, comida, un lugar para dormir. Era un paraíso garantizado, pero hay algo que no me causaba satisfacción.
¿Por qué otros tienen que venir a salvarme?
¿Que yo no tengo la capacidad de llevar a Zona Siamesa a la cima?
Es una completa estupidez, Acuario y Capricornio no son especiales, solo nacieron con suerte y eso es lo que los hace que tengan éxito, yo no tengo suerte, no tengo dinero, no tengo nada. Solo un montón de personas agresivas y hambrientas.
Y ante todo, yo tengo a Escorpio.
—Pareces un villano allá arriba— hace mucho que no escucho la voz de Daven, ahora reconocido como Leo.
—¿Villano? Qué curiosa forma de verme.
Me acomode, para dejar colgar mis piernas sobre las vigas. Leo se veía molesto.
—Hoy es la reunión de las Constelaciones, pensé que tu, yo y Escorpio podíamos ir juntos— dice y tampoco se ve entusiasmado por la propuesta.
Leo ha cambiado mucho desde que vivió en Zona Siamesa, era más bajo que yo en ese tiempo, tan flacucho que los adultos bromeaban con que el viento se lo llevaría si nos descuidamos. Llamaba la atención por ser "adorable" como un gatito, siempre llamó la atención de todo mundo y que se joda Ben, que se joda el mundo porque todos tenían que ver a este solecito. Ahora con esos ojos amarillos sobre mi, esta alguien alto, fuerte y bien alimentado. Todo porque se fue de Zona Siamesa. Parece que la clave para vivir bien es irse de Zona Siamesa, lo que me lleva de regreso al camino obvio.
—Sería agradable ir juntos, somos los más jóvenes— digo con una sonrisa.
Debería tomar el camino de Capricornio, irme de aquí y al carajo todos.
—Ben— dice y luego parece dudar antes de decir: —Espero que no haya rencores.
—¿Con el hecho de que quisiste tomar control de Zona Siamesa? — pregunte y aunque lo intente mi voz sonaba forzada.
Leo con el cuello tenso, llevó su mano a la nuca para estirarlo, en su muñeca tenía un reloj. No tan caro como el de Acuario, pero sí imposible para mi. Tuve que extender mi sonrisa para que no se viera mi disgusto.
¿Que todo el mundo puede tener un jodido reloj? Les deseo a todos que pierdan las manos para no poder usar esas cosas jamás.
—No— mentí. —No me molesto, fuiste noble al querer ayudar a tu antiguo hogar.
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El Territorio del Cangrejo
FantasySer el "Elegido" de las historias es tan glamuroso... cuando vives en la zona alta de la ciudad, pero para Ben, ser el líder de los Cangrejos es ser rey de un reino demasiado destruido. Viviendo en pésimas condiciones, pésimos tratos y pésima actit...