Capítulo 6. Zona Muelle.

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Hace 7 años Aries murió.

La muerte sigue siendo un misterio, un día llegó la noticia a Zona Siamesa y a nadie del lugar le importó, pero Zona Luminosa se apagó por una semana entera. No puedo imaginar cómo sería la zona sin luces, el lugar parece brillar como en ningún otro sitio.

Llegamos al centro de la Zona, Capricornio estaciono el auto en un lugar privado, pagando con un billete tan grande que no había visto en mi vida.

–Aquí también está lloviendo– señale cuando salimos del estacionamiento. Capricornio me miró curioso y luego miró al cielo, parecía confundido.

–Si, llueve mucho... como en toda la ciudad.

Ahora me sentí como un estupido. Lo que me refería es que en esta zona de la ciudad se ve bonita la lluvia, no como en Zona Siamesa, allí la lluvia solo parece deprimente.

Empecé a caminar para evitar la vergüenza de ver a Capricornio.

–Cáncer– llamó el mayor. –Es al otro lado.

Claro, por supuesto que estaba al otro lado.

Esta vez seguí a Capricornio desde una distancia prudente, esperando que el mayor me guiara. El centro de Zona Luminosa era una gran plaza con acceso exclusivo a peatones, tantos negocios se alzaban mientras la música de los músicos callejeros animaba el ambiente. Para mi no había habido una buena tarde lluviosa desde que era un niño, desde el momento en el que corría a la casa de Arien para que juntos saliéramos a jugar, muchas de esas veces estaba Daven con nosotros, sin embargo, aquí en la llovizna, había jóvenes besándose, parejas dando un cálido paseo y niños saltando en los charcos... no había angustias como las de mi zona, no tenían miedo al hambre.

Yo lo quiero.

Yo lo necesito.

Zona Siamesa puede irse al carajo por completo.

Esto es lo que merezco.

–Damelo– dije sin pensar.

Capricornio se detuvo, dándose la vuelta lentamente. –Toma Zona Siamesa, es tuya, pero dame una buena vida. Garantiza una vida digna para mi y para mi madre, eso es lo que quiero a cambio.

La sonrisa de Capricornio, que estoy seguro de que es absolutamente practicada, desapareció. –Sabes que no es tan fácil, tendrías que dar una declaración formal y las personas de la zona se irían en tu contra– dice seriamente.

Era frustrante. Capricornio siguió caminando.

–Dijiste que querías la zona.

–Creeme tengo mala memoria, pero recuerdo bien lo que dije. Si quiero la Zona, pero también tengo que hacer las cosas bien. Mañana por la noche es la junta, en el palacio de las estrellas. Ve y hablemos con las otras constelaciones. No estamos todos, pero tenemos suficientes para calmar a las masas cuando se haga el traspaso de zona.

–¿Quienes iran?

Capricornio tarareo pensando. –Seríamos Piscis, Leo– ¿Leo? ¿Daven ira? –Tauro, Libra, Acuario, tú y yo.

–¿Qué pasa con Arien?

Esta vez, Capricornio volvió a caminar, así que tuve que apresurarme para alcanzarlo. –No lo quiero cerca, pero Piscis dijo que todos debíamos estar presentes, es ridículo.

–¿Ridículo?

Un suspiro cansado de parte de Capricornio me hizo exhalar frío. La frustración se estaba acumulando, era mi mejor amigo de quien hablaba.

–No te enfades, solo digo que los civiles realmente no quieren a Escorpio, si él apoya el traspaso de zona se enojaran...– se detuvo y miró al frente como si estuviera teniendo una epifanía. –Puedes pedirle que esté en tu contra, las personas verán que es una buena idea que esté a cargo. ¡Por la DIosa, olvido que soy un genio! hasta yo me sorprendí, busquemos a tu amigo.

El Territorio del CangrejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora