Capítulo 26: Nos reencontramos como en verdad esperaba.

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Pov Alex

-Alex, despierta.-

El agua salada me salpicó la cara, y un pequeño movimiento de hombros bastó como para que abriera los ojos. Lo primero que vi fue como a lo lejos el sol se ponía detrás del horizonte de la ciudad.

Lentamente me enderecé, sintiendo como si me hubiese golpeado un gigante de tres metros contra una roca. Me dolía cada hueso del cuerpo, estaba empapado hasta el alma, pero nada de eso importó cuando vi a Annabeth sonriéndome.

Le devolví la sonrisa, muy feliz de ver que el color había regresado por completo a su rostro y que no tenía ninguna herida que pudiera ver.

-Vaya, resulta que un sueño reparador si te hace bien.- Comenté, burlándome de ella como en nuestro tiempo en la Princesa Andrómeda.

Annabeth me frunció el ceño, pero aun así mantuvo su sonrisa. Así bajamos la mirada para ver cómo mis brazos estaban alrededor de su cintura. Una oleada de incomodada golpeando en ese instante.

-Me alegro de que todavía estés bien.- Dije, retirando mis brazos de ella e intentando no mostrar lo sonrojado que estaba.

-Yo también.- Sonrió, quitándose aquella capa polar que tantos problemas nos trajo, solo para colocarla sobre mi pierna.

Al instante me sentí mejor, como si estuviera envuelto en la envoltura térmica más elegante y cara del mundo. Después de unos segundos escuché un 'pop' extraño en mi pierna y sentí que había vuelto a la normalidad. 

Mi brazo por otro lado no fue tan simple. Sanaba lentamente, unos minutos en el vellón hicieron bien, pero rechacé cualquier tratamiento adicional, insistiendo en que Annabeth lo mantuviera sobre ella.

Me dolía el brazo y el hombro estaba rígido, pero por mí estaba bien.

-¿Dónde estamos?- Pregunté finalmente, antes de ver mejor lo que nos estaba cargando. -¡¿Y que hace eso aquí?!-

El hipocampo rechinó. Era el mismo que me había llevado a bordo del crucero cuando salimos del campamento. Automáticamente mi sangre hirvió al verlo, que antes de que pudiera levantar mi mano para cargar chispas, Annabeth me la sostuvo.

-Se gentil.- Me regañó en advertencia, dándome esa mirada mientras levantaba las cejas y de fondo oía al animal reír. -Nos rescataron cuando el Venganza se hundió.-

-¿Se hundió?- Pregunté bajando mi mano. Una parte de mi lloró por dentro al oír eso, pero entonces vi como los demás también estaban en otros hipocampos.

Un vago recuerdo vino a mi cabeza en ese instante. Recuerdo la isla, a Polifemo, Tyson y Jackson ayudándome, y como terminé por freirle la cabeza al enorme cíclope. Luego de eso caí, y todo se volvió negro y húmedo.

Aunque puedo recordar pequeñas cosas. Algunos movimientos, alguien cargándome y dejándome caer, y decir que "Eres..."

-Si, se hundió. Y para tu primera pregunta, creo que estamos en Miami.- Annabeth habló, cortándome de mis pensamientos cuando vi mejor a nuestro alrededor.

Pude ver una carretera junto a la playa bordeada de palmeras. Escaparates brillando con neón rojo y azul, un puerto lleno de veleros y cruceros.

-Pero los hipocampos están actuando de forma extraña.- Dijo, lo que me hizo verlos mejor.

Efectivamente, esta plaga de ponis-peces habían disminuido la velocidad y estaban relinchando y nadando en círculos, olfateando el agua. Según mi experiencia con los caballos alados, que no era mucha, no parecían felices.

-Imprudente.- "El Mar de los Monstruos." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora