Pov Annabeth
Una sensación cálida recorría mi cuerpo que lentamente se tornaba fría. Sabía lo que estaba pasando. No sé cómo describirla, pero el pensamiento de comprender que estás muriendo era horrible. Algo que jamás había experimentado antes, no de esta manera.
"Solo quédate conmigo, ¿de acuerdo?"
Quería hacerlo. Quería mantenerme fuerte, quería mantenerme despierta, pero una mezcla de descargas lentamente se apagaban hasta no sentir nada. Mi cabeza ardiendo al punto en el que solo quería que se detuviera, y que incluso la fuerza que pusiera en mantenerme despierta se agotaba.
Entonces lo último que sentí fue un gran vacío que me llevó a desmayarme.
Mi mente estaba entrecortada y desconectada, como si estuviera viendo uno de esos viejos televisores de los años noventa, con una recepción que chisporrotea y se volvía borrosa. Incluso podía oír el crujido de la estática. Entonces me di cuenta de que no era estática sino una carcajada, baja y complacida.
Lentamente, dio paso a un familiar silbido ronco, y su profunda voz resultó ser tal y como me la imaginaba.
-Sí...- Dijo Cronos. Sonaba tan lejana y fría igual un susurro que salía de una cueva. -Consigan el vellocino, mis héroes. Tómenlo, y tráiganmelo...-
No pude verlo a él ni al sarcófago en el que se estaba reformando. A mi alrededor había puntos pixelados en blanco y negro, como si estuviera en la televisión. Los puntos negros se hicieron más grandes hasta que la oscuridad me tragó.
Mis ojos se acostumbraron lentamente y me di cuenta de que estaba en un túnel oscuro, como el de un subterráneo. Húmedo y terroso.
Escuché pasos y retrocedí contra la pared cuando alguien entró corriendo. Era Luke, sosteniendo una antorcha encendida ante él para iluminar su camino. Su rostro estaba contorsionado como si estuviera tratando de no llorar, y su boca se movía mientras corría, repitiendo una oración una y otra vez.
-Por favor, Cronos, ayúdame a solucionarlo. No dejes que lleguemos demasiado tarde. Por favor.-
-¡Él no puede ayudarte!- Grité, pero él no me escuchó.
No podía correr lo suficientemente rápido para seguirle el ritmo. Su luz desapareció por el túnel y sus pasos se desvanecieron. No sabía dónde estaba.
Llegué a una bifurcación del túnel, a un cruce de caminos, y elegí uno al azar. Estaba tratando de navegar por un laberinto sin tener idea de adónde me dirigía.
Al doblar una esquina, vi a un anciano sentado en un banco de trabajo con la cabeza caída sobre los brazos. Luego estaba volando por otra curva del túnel, y de repente, me encontré en una playa que no parecía tener más de quince años temblando bajo un cielo estrellado.
Extendió la mano como si intentara tocar las estrellas.
-Puedo ver las estrellas, mi señora.- Susurró.
Otro giro y había un río en una caverna submarina. Percy estaba al borde de la misma. Parecía mayor, aunque estaba tan oscuro que no podía estar seguro. Estaba empapado y parecía como si estuviera tratando de tomar una decisión difícil.
Continué corriendo hasta que escuché más pasos de nuevo. Igual de rápidos que los de antes. Secos y pesados, acompañados de un jadeo. Me quedé de pie en el lugar para esperarlo cuando vi a Alex correr hacia mi.
También lucía mayor, pero estaba mucho más golpeado y sucio, corriendo con alguien en sus brazos. Su rostro estaba igual de contorsionado como si estuviera tratando de no llorar, repitiendo las mismas palabras.
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-Imprudente.- "El Mar de los Monstruos." (Saga Percy Jackson x Oc)
PertualanganTras un año entero para Alex y sus amigos, un nuevo problemas se presenta en el campamento. Los peligros que amenazan la seguridad del lugar serán suficiente como para poner las cosas tensas entre ellos, y las soluciones parecen escasear a medida qu...