Capítulo 7: Nos dan una no tan cálida bienvenida.

85 14 0
                                    


Pov Alex

El campamento seguía viéndose igual a cuando lo dejé. Tan parecido a como era normalmente, pero con esa nueva sensación rara en él. Como si la vibra del lugar hubiera cambiado para cualquiera que regresase por otro verano.

Las cosas no se veían tan diferentes. La Casa Grande seguía allí, con su tejado azul a dos aguas y su porche envolvente. Los campos de fresas aún se cuecen al sol. Los mismos edificios griegos con columnas blancas estaban esparcidos por todo el valle: el anfiteatro, la arena de combate, el pabellón comedor con vistas a Long Island Sound. Y esparcidas entre el bosque y el arroyo estaban las cabañas. Pero ahora había un aire de peligro que hacía cosquillas en mi nuca.

Desde los ataques, en lugar de jugar voleibol en el arenero, los consejeros y los sátiros almacenaban armas en el cobertizo de herramientas. Dryadas armadas con arcos y flechas hablaban nerviosamente al borde del bosque, el cual se veía enfermizo. La hierba en el prado de color amarillo pálido y las marcas de fuego en Half-Blood Hill que destacaban como feas cicatrices.

Este verano no sería como cualquier otro.

Mientras nos dirigíamos a la Casa Grande, encontré caras nuevas que habían venido cuando yo me encontraba fuera. Todos actualizados con los nuevos cambios de este año. Más callados y atentos todo el tiempo.

Algunos de ellos cruzaron miradas conmigo. La mayoría parecía recordar el final del verano pasado, que supongo que trajo esto. Quiero decir, era como cuando el padre de Jackson decidió reclamarlo aquella vez en el arroyo. Solo que en mi caso, algunos seguían sin tomárselo de la mejor manera.

No parecía haber una actualización como el resto que me asentía la cabeza o sonreía un poco. Como si estuviesen aliviados de verme. Pero los nuevos parecían molestos. La mayoría siendo hijos de Atenea.

Aunque muchos se veían aún más curiosos cuando vieron a Tyson. Claro que no sería normal, pero la mayoría simplemente pasó caminando sombríamente y continuó con sus deberes: enviar mensajes, cargar espadas para afilarlas en las muelas, o lo que sea. El campamento se sentía como una escuela militar. Y créeme, lo sé. Me han expulsado de una, una vez.

-¿Dónde están Lee y los demás?- Le pregunté a Clarisse mientras caminábamos delante.

Ella se encogió de hombros. -Una vez que entró Tantalus, todo cambió. Dijo que no deberíamos usar a todos nuestros luchadores capaces a la vez y que las ninfas deberían hacer todo lo posible, pero ahora estamos muy dispersos.-

Okey, este Tantalus ya me parece un idiota. -¿Qué pasa con Lou Ellen? ¿Por qué no levantó la barrera?- Pregunté de nuevo para distraerme.

Ella negó con la cabeza. -Tántalo la descubrió y prohibió toda su investigación, dijo que no teníamos lugar para interferir con la magia divina.- De acuerdo, ahora quiero matarlo. -...sin embargo estamos tratando de trabajar en secreto.- Me susurró eso último a lo que asentí sutilmente con mi mirada al frente. Fue bueno saberlo. -¿Quién es el monstruo?- Preguntó con cautela mirando hacia Tyson.

-Un amigo... creo.- Me sostuve mi hombro, antes de hacer una mueca. Todavía me dolía por nuestro incidente anterior. 

Clarisse no pareció agusta con mi respuesta. No la culpaba. A ninguno en realidad. No estoy seguro de si alguna vez en la historia habrá entrado un cíclope aquí, sin haber recibido docenas de flechas antes de que siquiera parpadeara su ojo.

Volví a mirar a Tyson quien estaba absolutamente fascinado por todo lo que veía.

-¡Qué es eso!- Jadeó.

-Imprudente.- "El Mar de los Monstruos." (Saga Percy Jackson x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora