Pov Percy
No podía explicarle las cosas a Tyson. Sabía que estaba triste. Sabía que quería irme de viaje y Tántalo no me dejaba.
-¿Irás de todos modos?- Preguntó.
-No lo sé.- Admití. -Sería difícil... Muy difícil...-
-Te ayudaré.-
-¡No!- Dije rápidamente, lo que lo asustó. -No, yo... eh, no podría pedirte que hicieras eso, grandullón. Es demasiado peligroso.-
Tyson asintió y giró hacia su regazo. Traía algunas piezas de metal que estaba ensamblando: resortes, engranajes y alambres diminutos. Beckendorf le había dado algunas herramientas y piezas de repuesto, y ahora él pasaba todas las noches haciendo ajustes, aunque no estaba seguro de cómo sus enormes manos podían manejar piezas tan pequeñas y delicadas.
-¿Qué estás construyendo?- Pregunté con algo de interés.
Tyson no respondió. En lugar de eso, emitió un gemido desde el fondo de su garganta.
-A Annabeth no le gustan los cíclopes. Alex mata monstruos. Y tú... ¿no me quieres contigo?.
-Oh, eso no cierto.- Dije, pero sin demasiada convicción. -Le agradas a Annabeth. De verdad.-
Tenía lágrimas en las comisuras de los ojos. Recordé que Grover, como todos los sátiros, podía leer las emociones humanas. Me preguntaba si Cyclopes tenía la misma habilidad.
Tyson envolvió su artefacto en un trozo de hule, moviéndose con poco ánimo, como si se fuese a acostar.
-Y también le agradas a Alex.- Agregué rápidamente. -Él mismo me lo dijo. Además ya no mata monstruos... oh bueno, no lo hace por los dioses.-
Pero no resultó. Tyson no se sintió animado por eso en absoluto. Se acostó en su litera y abrazó su bulto como un osito de peluche. Cuando se volvió hacia la pared, pude ver las extrañas cicatrices en su espalda, como si alguien lo hubiera atropellado con un tractor. Me pregunté por millonésima vez cómo se había lastimado.
-Papi siempre se preocupó por mí.- Sollozó en voz baja, sorbiéndose la nariz. -Ahora... creo que fue malo tener un hijo cíclope. No debería haber nacido.-
-¡No hables así! Poseidón te reclamó, ¿no es así? Así que... él debe preocuparse por ti... mucho...-
Mi voz se fue apagando al pensar en todos esos años que Tyson había vivido en las calles de Nueva York en una caja de cartón de un refrigerador. ¿Cómo podía Tyson pensar que Poseidón se había preocupado por él? ¿Qué clase de padre deja que eso le suceda a su hijo, incluso si su hijo es un monstruo?
No...¿Qué estaba diciendo? Hay otros iguales o incluso peores con las que habló.
Suspiré. -Tyson... el campamento será un buen hogar para ti. Los demás se acostumbrarán. Te lo prometo.-
Tyson suspiró. Esperé a que dijera algo, entonces me di cuenta de que ya estaba dormido. Me recosté en mi cama e intenté cerrar los ojos, pero no pude. Tenía miedo de tener otro sueño sobre Grover. Si el vínculo de empatía era real... si algo le pasara a Grover... ¿me despertaría alguna vez?
La luna llena brillaba a través de mi ventana. El sonido de las olas retumbó en la distancia. Podía oler el cálido aroma de los campos de fresas y escuchar la risa de las dríadas mientras perseguían lechuzas por el bosque. Pero algo se sentía mal en la noche: la enfermedad del árbol de Thalia, que se extendía por el valle.
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-Imprudente.- "El Mar de los Monstruos." (Saga Percy Jackson x Oc)
PertualanganTras un año entero para Alex y sus amigos, un nuevo problemas se presenta en el campamento. Los peligros que amenazan la seguridad del lugar serán suficiente como para poner las cosas tensas entre ellos, y las soluciones parecen escasear a medida qu...