Pov Percy
-¡El termo!- Grité mientras nos precipitamos hacia el agua.
-¿Qué?- Annabeth exclamó. Debe haber pensado que perdí la cabeza. Se aferraba a las correas del bote como si fuera su vida mientras que su cabello volaba hacia arriba como una antorcha.
Aunque no lucía tan mal como Alex. Estaba tan tenso y acostado sobre el suelo del bote, abrazando uno de los bancos como un gato asustado mientras la goma se doblaba.
Parecía que Tyson fue el único que me entendió. Se las arregló para abrir mi bolsa de lona y sacar el frasco mágico de Hermes, sin perder el control sobre él o el bote, aunque flechas y jabalinas silbaron a nuestro lado.
-¡Cuidado!- Alex se sentó en la balsa y lo jaló justo antes de que una le diera en cabeza. Ambos cayeron y tomé el frasco de la mano de Tyson, esperando estar haciendo lo correcto.
-¡Sujétense!-
-¡Ya estoy sujeta!- Gritó Annabeth.
-¡Más fuerte!-
Enganché mis pies debajo del banco inflable del bote, y mientras Tyson nos agarraba a Annabeth, Alex y a mí por la parte de atrás de nuestras camisas, le di un cuarto de vuelta a la tapa de jarro.
Al instante, una sábana blanca de viento salió disparada del frasco y nos impulsó hacia un lado, convirtiendo nuestra caída en picado en un aterrizaje forzoso de cuarenta y cinco grados. El viento parecía reírse mientras salía disparado del frasco, como si estuviera contento de ser libre. Cuando llegamos al océano, chocamos una, dos hasta tres veces, saltando como una piedra, y luego zumbando como una lancha rápida, con el rocío de sal en la cara y nada más que el mar por delante.
Escuché un clamor furioso del barco detrás de nosotros, pero ya estábamos fuera del alcance de las armas. La Princesa Andrómeda se desvaneció al tamaño de un bote de juguete blanco en la distancia, y luego desapareció.
Mientras nos deslizábamos sobre el mar, Annabeth trató de enviar un mensaje Iris a Quirón. Pensamos que era importante que alguien supiera lo que estaba haciendo Luke, y no sabíamos en quién más confiar.
El viento del termo agitó un agradable rocío de mar que hizo un arcoíris a la luz del sol, perfecto para un mensaje de Iris, pero nuestra conexión aún era deficiente.
Cuando Annabeth arrojó un dracma de oro a la niebla, rezó para que la diosa del arcoíris nos mostrara a Quirón, apareciendo lentamente su imagen. Su rostro parecía estar bien, pero había una especie de extraña luz estroboscópica parpadeando en el fondo y música rock a todo volumen, como si estuviera en un club de baile.
Le contamos todo. Sobre nuestra salida furtiva del campamento, Luke y la Princesa Andrómeda, y el cofre dorado con los restos de Kronos, pero entre el ruido de su lado y el viento y el agua que soplaba en el nuestro, no estoy seguro de cuánto escuchó.
-¡Percy!- Chilló Quirón. -Tienes que tener cuidado con...-
Su voz fue ahogada por fuertes gritos detrás de él. Un montón de voces gritando como guerreros comanches.
-¿Qué?- Exclamé.
-¡Malditos sean mis parientes!- Gruñó antes de agacharse cuando un plato voló sobre su cabeza y se hizo añicos en algún lugar fuera de la vista. -¡Annabeth, no debiste dejar que Percy se fuera del campamento! ¡A ninguno de los dos, en realidad!- Miró a Alex, quién rodó los ojos sin importancia. -Pero si obtienes el Vellocino...-
-¡Sí, bebé!- Gritó alguien detrás de Chiron. -¡Guau-hoooooo!-
Alguien subió la música y puso los bajos tan a tope que hasta nuestro bote vibraba con ella.
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-Imprudente.- "El Mar de los Monstruos." (Saga Percy Jackson x Oc)
AventuraTras un año entero para Alex y sus amigos, un nuevo problemas se presenta en el campamento. Los peligros que amenazan la seguridad del lugar serán suficiente como para poner las cosas tensas entre ellos, y las soluciones parecen escasear a medida qu...