Un Paso Más Cerca

123 10 0
                                    

María se levantó alterada al día siguiente.
- Va Maria que tenemos que irnos- le dijo Alicia.
"Mierda es verdad, hoy abandonamos el hotel y no he hecho ni la maleta, me paso el día pensando en Fermin e Iván y se me olvidan las cosas" pensó Maria
Aquel día, se cumplían tres semanas desde que estaban en el hotel que les acogía tras lo ocurrido en el internado. Se levantó rápido y reunió toda su ropa en la maleta. Cuando salió de su habitación se dirigió a la entrada del hotel, donde esperaban todos a los retardados. Entre ellos, Julia que estaba haciendo la maleta de Iván, que en cuanto la enfermedad se expandiera volvería a casa.
Habían decidido que se iban a mudar todos juntos, cada familia había puesto un dinero y entre todos se iban a comprar un chalet en la que puede ser que vivan un poco apretados. Pero tienen que estar juntos con todo lo que se les viene encima. El chalet tenía una habitación para Julia, Iván, Vicky y Marcos. Otra para Sandra, Paula, Evelyn, Samuel y la madre de Evelyn. Una para Alicia, Héctor y Maria, otra para Martín, Rebeca y Lucas y alguna más.
Cuando Julia salió con las dos maletas, la enorme familia que sd había formado se dirigió a su nuevo hogar, que estaba muy cerca del hotel, así que podrían seguir quedando con Fermin en el bosque.

________________

Mientras tanto, Iván se encontraba en una silla, a su lado tenía a Garrido que observaba con curiosidad el trabajo de Woolf, la enfermedad ya estaba terminada, y por la noche la expandirian.
- ¿Cuando empiece a expandirse me dejareis irme? - dice Iván tan tranquilo, como si fuese poca cosa una pandemia. Aunque el no se podía contagiar, estaba preocupado por los que sí, pero no podía hacer nada para detenerlo. Woolf asintió y siguió a lo suyo.

______________

Amelia y Fermin se despertaron por el ronquido de Andrés, se habían quedado dormidos en las sillas. Max seguía durmiendo, todos le observaban con la mirada perdida, daba pena verle, parecía que no había nada detrás de ese cuerpo, los párpados caídos, las cejas casi inexsistentes, parecía incluso que la cicatriz le había aumentado. Serían las ocho de la mañana, Apolo prometió llegar alrededor de las diez, ya que venía desde la otra punta del mundo.

Carolina también se despertó agitada, necesitaba saber cuanto tardaría Fermin en volver, allí todos esperaban impacientes el regreso, y aunque Fermin ya avisó que tardarían a ella se le estaba acabando la paciencia. Bajó al comedor, pero había muy poca gente.
- ¿Has sabido algo de Fermin y los demás? - preguntó Cayetano mordiendo la tostada. Carolina negó con la cabeza y miró al suelo.

Max no tardó mucho mas en despertar, la enfermera les dejó el desayuno y aguardaron a la llegada de Apolo, quien hora y media más tarde apareció por la puerta, saludó a los tres nuevos con un apretón de manos y miró a Max.
- ¿Como estás? - preguntó Apolo, sus ojos estaban llenos de preocupación y angustia. Le quería mucho.
- Bueno, he estado en mejores, pero quiero ayudar Daniel, lo que me quede de vida quiero que sea útil, vayamos al internado- pidió Max, y una sonrisa se dibujó en el rostro de Andrés. Apolo accedió.
- Está bien, voy a ir a la farmacia a por tus medicamentos, vosotros tres prepararle la maleta, en una hora en el aeropuerto - dijo Apolo saliendo a toda prisa por la puerta y los tres chicos se pusieron manos a la obra.
A la una de la tarde, los cinco fantasmas se encontraron en la cola para sacar los billetes destino a Madrid, llevaban consigo la maleta de Max y la bolsa de los medicamentos.
- ¿A qué hora llegaremos? - preguntó Amelia
- Sobre las siete o así, para entonces, ya habrán empezado a expander la enfermedad y habrán soltado a Iván - dijo Fermin subiendo las maletas a la parte de arriba del avión. El vuelo se hace muy largo. Las horas pasan lentas y Fermin le da vueltas a mil cosas.
Cuando aterrizan los cinco se apresuran para llegar a la nube del internado, donde al entrar se encuentran a todos hablando en el hall. De repente se forma un silencio sepulcral y todos miran a los recién llegados hasta que se oye a Carolina gritar. ¡FERMIN!
Este sonríe y acepta con gusto el abrazo de Carolina, todo el mundo se alegra del regreso. La gente mira a Max con interés pero entre Fermin y Apolo se lo llevan a una habitación para que descanse, necesita dormir si quiere trabajar en la creación de la máquina. Amelia y Andrés le cuentan todo a los demás.

_______________

La enfermedad ya estaba alrededor del mundo, a las siete y cuarenta y siete minutos de la tarde, Woolf le inyectó el virus a un muchacho en el centro de Madrid, así que a estas alturas del día, ya habrá al menos 400 personas contagiadas. Y como lo prometido es deuda soltaron a Iván, quien fue directo al hotel, pero en recepción le dijeron que se habían mudado y fue a la nueva casa. Cuando llamó al timbre, fue Maria quien le abrió, y se quedó de piedra, las lágrimas empezaron a salir de sus ojos.
- ¡Ivan! - sollozaba Maria, e Iván sonrió y la abrazo con ternura. Cuando entró a la casa todos le recibieron con mucho cariño, observó que Julia y él ya no tenían su propia habitación, porque aunque Marcos y Vicky eran sus mejores amigos, ya no tendría la intimidad con Julia.
Cuando se encontró a Julia, ella estaba ayudando a Sandra a hacer la cena, tenía los dedos manchados de harina pero al ver a Iván fue corriendo y lo abrazó y lo besó cuarenta mil veces. Este recibió el cariño encantado y la cogió de la mano para ir a un lugar más apartado.
- Yo también te he echado mucho de menos Cazafantasmas- dijo sonriendo metido en su cuello- ahora ya no tenemos intimidad... - dijo Iván y Julia le sonrió.
- ¿Y para que la queremos? Si nosotros somos muy aburridos y no hacemos nada... - dijo Julia metiendo sus manos debajo del polo de Iván.
- Aburrido he estado yo encerrado en la hermita y me ha dado tiempo a pensar en todo lo que te quiero hacer- respondió él con una mirada deseosa y sus manos se introdujeron bajo el vestido que llevaba - Tendremos que meternos en el baño para nuestras cosas, como en los viejos tiempos... - dijo Iván haciendo referencia a su época en el Internado.
- No porfavor que lo dejáis atascado- dijo Marcos detrás de la pareja. Iván se giró y se dieron un fuerte abrazo.
- Te he echado de menos a ti también botafumeiro- dijo éste dándole una palmada en la espalda.
Durante la cena hablaron de la enfermedad.
- Osea que, ¿A lo mejor ya estamos contagiados? - preguntó Héctor.
- Lo más probable es que ya lo estéis algunos, y dentro de poco todos, hasta que no tengamos noticias de Fermin y el calvo de la lotería tendremos que ir a las farmacias de Ottox para compraros las medicinas cuando os empiecen los síntomas - dijo Iván.
- Y hacer que se forren- gruñó Vicky.
- Es eso o morir, y ya han muerto suficientes - respondió María terminando su plato.

Más Allá Del Cielo El Internado Laguna Negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora