Nada más poner un pie en el apartamento, fui cogido con firmeza del brazo y entrado a la fuerza.
— ¿Sabes el susto que me has dado?
Tom gritaba sin importarle despertar a los demás. Estaba muy enfadado conmigo, y me lo merecía...en parte.
Dejé que me arrastrara escaleras arriba y metiera en mi habitación cerrando la puerta con cuidado de no dar un sonoro portazo.
—Te dejo solo 5 minutos, y cuando vuelvo me entero de que te has ido. Nadie sabía nada, David se subía por las paredes y para colmo se pone a diluviar. Ya te imaginaba perdido por las calles o en manos de algún....violador en serie...
Escuchaba en silencio las palabras de Tom, estaba en todo su derecho en gritarme. Sentía mucho haberle hecho tanto daño, pero necesitaba escaparme del grupo al menos por un rato.
—No te quedes ahí callado y dime donde has estado—me exigió Tom con firmeza—Y con quien, ¿de quién es esta sudadera?
—Entré en un bar cuando empezó a llover...y me la prestaron—le conté la verdad a medias.
—Te he visto venir en taxi, ¿cómo lo has pagado si no llevabas tu cartera? Sin móvil ni identificación ninguna....joder Bill, la podías haber liado pero bien....
Agradecí no haber permitido que me acompañara Dylan, si no Tom le estaría sometiendo al tercer grado en esos momentos. Cogí aire y lo expulsé en un hondo suspiro.
—Me han prestado el dinero...y lo siento, no volverá a pasar—dije sin mucha convicción.
¡Claro que me volvería a escapar! En cuanto tuviera la más mínima oportunidad, no pensaba dejar escapar a Dylan.
Tom debió de ver en mis ojos los planes porque enseguida negó con la cabeza sin soltar mi brazo.
—No pienso quitarte los ojos de encima. Y ahora, vete derecho a la ducha. Debes estar helado y ya verás mañana...
Le obedecí sin remedio. Estaba tiritando de nuevo y ya podía sentir escalofríos recorrerme el cuerpo. Me solté de Tom y me fui quitando la ropa camino del baño. Dejé la sudadera en el respaldo de una silla y el resto en el suelo del baño.
Tom se apoyó en la puerta, no me importaba que me observara. No era la primera vez que estábamos desnudos el uno delante del otro, ni tampoco la última. Entre nosotros había una estrecha relación de hermandad.
Me desnudé del todo y abrí el grifo del agua. Me incliné y cogí la ducha, mojando mi muñeca hasta que sentí que el agua ya salía caliente. Solo entonces entré en la ducha y corrí la cortina para no salpicar fuera.
—Bajo a hacerte un té caliente—me dijo Tom por encima del ruido del agua—Cuando suba quiero verte metido en la cama.
Asentí con los ojos cerrados mientras dejaba que me calentara el agua. Suspiré y me lavé el pelo mientras recordaba cada momento vivido con Dylan, cada palabra suya...cada sonrisa...
Para cuando regresó Tom yo ya estaba bajo las sábanas. Llevaba puesto mi pantalón de pijama a rayas y una camiseta blanca de manga larga. Me recosté en las almohadas y sonreí a Tom agradeciéndole el té que me había subido. Me lo tomé poco a poco bajo su atenta mirada.
—Esta noche no has cenado nada—me riñó de nuevo Tom.
—Tomé dos porciones de una tarta de manzana que estaba para chuparse los dedos—le expliqué pasándome la lengua por los labios.
— ¿Ah, sí? Pues ya me llevarás para que yo también la pruebe—se invitó Tom.
No dije nada, no pensaba llevarle nunca a ese bar. Sería mí...rincón especial.
Terminé el té y dejé que Tom me arropara como su fuera un bebé. Cerré los ojos cuando le sentí inclinad sobre mí, sonriendo cuando me besó en la frente.
—Dulces sueños—murmuró contra mi piel.
Suspiré y Tom salió de mi habitación. Solo entonces me incorporé, no me había dado tiempo de mandarle el mensaje a Dylan. Cogí el móvil y vi mi llamada perdida. Grabé el número en mi agenda y le mandé el mensaje prometido.
"Ya en la cama, soñaré contigo"— me atreví a escribir con una sonrisa en los labios.
Le di al botón de enviar, y al minuto recibí su contestación.
"Yo también soñaré con mi angelito. Nos veremos pronto, Chris"
Arrugué la frente suspirando, no debía olvidar que Dylan no sabía quién era en realidad. Bill Kaulitz no existía, no era él quien había enamorado a Dylan...
Al día siguiente David me vino a echar la charla. Le recibí en la cama, había amanecido con unas décimas de fiebre y Tom no me dejó abandonarla. Se chivó a David y también a mamá. Tuve que aguantarla 10 minutos al teléfono sintiendo mi cabeza estallar...
—Para empezar, que sea la última vez que te escapas de mi control—me decía David—Y segundo, gracias a tu escapadita he tenido que anular la sesión de fotos de hoy y dos entrevistas, a no ser que quieras hacerlas desde la cama.
Negué resoplando, sabía que no lo decía en serio.
—Mañana te quiero ver en pie, ensayando como un loco y sin salir del apartamento—terminó diciendo David.
— ¿Me estás castigando?—le desafié alzando una ceja.
—Son órdenes de tu madre—contestó David resoplando—Me ha llamado y ha ordenado que nada de fiestas ni lo que sea. Te quedas en cama hasta que te sientas mejor y luego a trabajar.
Dudé de sus últimas palabras, mi madre jamás me diría que me pusiera a trabajar tras un día en cama por enfermedad. Eso era cosecha de David, ávido de nuestra fama. Gracias a nosotros se estaba forrando y no permitiría que un niño caprichoso lo echara todo por el suelo.
Pasé el resto del día solo, dormitando bien tapado en la cama. Tom se asomaba de vez en cuando pero me hacía el dormido todo el tiempo. Le sentía acercarse a la cama, ponerme una mano en la frente y controlarme así la fiebre.
Solo me despertó cuando me subió la comida, una sopa que él mismo había preparado. Me la tomé con ganas, habían pasado más de 12 horas sin probar alimento alguno.
Después me volvía a recostar y traté de dormir, pero el móvil me despertó. Era un mensaje y dándome la vuelta perezosamente en la cama lo cogí para leerlo. Sonreí, era de Dylan.
"Ha amanecido un nuevo y soleado día, ¿te apetece hacerme compañía?"
Me mordí el labio mientras le contestaba...de buena gana me escapaba...
"Lo siento, amanecí enfermo y mi hermano me está cuidando"
Lo envié y esperé....su respuesta no se hizo de rogar.
"¿Qué tal mañana? Un paseo y una peli, tú la eliges"
Resoplé con tristeza, iba a negarme de nuevo y Dylan pensaría que le estaba dando largas...
"Tengo todo el día ocupado, prometí acompañar a mi hermano y no puedo negarme. Lo siento mucho....quiero verte de nuevo..."
Esperé su respuesta con el alma en vilo, si es que se molestaba en mandarme un mensaje diciendo que mejor lo olvidara...pero no fue así...
"No pasa nada, invitaré a Gina. Tienes mi número, llámame cuando puedas. Y ponte bien pronto...añoro tus labios"
Cerré los ojos suspirando. Yo también añoraba los suyos, un solo beso me había sabido a poco....
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¿Quién soy yo?
RomanceEso mismo se preguntaba Bill Kaulitz. ¿Quién era realmente? ¿El famoso cantante del grupo de moda? ¿O el chico de 19 años que no sabía aun que era lo que no le gustaba de su vida?