Me despedí de Tom con un gesto de la mano, estaba algo ocupado y no quería molestarlo. De Georg y Gustav no tenía noticia, estarían por ahí perdidos cada uno con una chica...
Di media vuelta y localicé a Dylan. Estaba ya en la puerta y me dirigí hacia ella sorteando cada chica que se me cruzaba y se insinuara. Me debían de confundir con Tom, yo no era como él. No podía llevarme una chica al hotel para luego no volverla a ver. Siempre dije que me reservaba para el amor verdadero... Y lo había encontrado desde hacía tiempo.
Negué sonriendo cada ofrecimiento sintiendo mucho defraudarlas. Conseguí salí de la fiesta y subí al coche en el que ya estaba Dylan. Regresamos al hotel en silencio, y una vez allí nos dirigimos a mi habitación sin dejar de mirar por encima del hombro.
Pero una vez que cerramos la puerta, nos fundimos en un profundo beso mientras nos desanudábamos el uno al otro camino de la cama. Caímos sobre ella llevando solo los bóxers. Tumbado de espaldas, Dylan me hizo recostarme sobre su cuerpo sin dejar de pasarme las manos por la espalda yendo más abajo.
Yo le dejaba al tiempo que separaba los labios y jadeaba. Hubo un momento en que pensé que se había acabado lo nuestro, pero ahora que estaba medio desnudo sobre su cuerpo dejé atrás cualquier rastro de miedo y me entregué por completo.
Comencé a besarle al tiempo que me frotaba contra su miembro, gimiendo descontroladamente al sentirle entrar en mi cuerpo con dos dedos. Nuestras respiraciones se agitaron al tiempo que acelerábamos el ritmo, y antes de derramarnos en nuestra ropa interior, rodamos por la cama invirtiendo las posiciones.
Quedé bajo su cuerpo, alzando las caderas para que me desnudara, sonriendo al ver que él se despojaba de sus bóxers y los lanzaba fuera de la cama. Separé las piernas y Dylan se acomodó entre ellas. Nos miramos a los ojos con firmeza y en unos minutos mi habitación se llenó de nuestros gemidos y suspiros, incluso de algún pequeño grito que dejé escapar cuando le sentí penetrarme.
Llevaba unos días sin hacerlo, y aunque Dylan me había preparado antes sentí una pequeña punzada dolorosa.
—Lo siento...—susurró Dylan contra mis labios.
—No pasa nada...pero no dejes de moverte....—gemí desesperado.
Le sentí sonreír contra mis labios y empezar a embestirme suavemente, hasta que me adapté a su miembro y marqué el ritmo yo mismo. Puse las manos en la parte baja de la espalda de Dylan y le empujaba contra mí cuando le sentía a punto de salir.
Estábamos a punto de terminar, Dylan llevó una mano a mi miembro y me hizo terminar a mí primero, derramándose dentro de mí antes de que mi cuerpo se resintiera.
Nos quedamos unos minutos en silencio, roto solo por nuestros jadeos. Cuando pudimos movernos, Dylan salió de mi cuerpo y nos metimos bajo las sábanas. Pero no nos acomodamos para dormir, nos pusimos de costado para hablar de algo que me tenía realmente preocupado...
—Bill, ya sabes que hay tiempo—empezó a decir Dylan—La gente no tiene que saber que estás conmigo, puedo esperar a que estés preparado para contarlo.
—No sé cuándo lo estaré—susurré suspirando—Ya me costó lo suyo decírselo a mis padres. Con Tom fue distinto, estamos muy unidos y a veces no hacen falta las palabras. Él lo supo desde el primer día y me dio su apoyo cada vez que comía la cabeza con lo mismo...
Dylan esperó a que siguiera hablando mientras me quitaba el pelo de la cara con una mano.
—Mostrar el mundo tu verdadera personalidad—murmuró suspirando Dylan.
—No puedo pasarme toda la vida escondido, eso ya lo sé. No puedo pasarme solo toda la vida por miedo a lo que siento en estos momentos—susurré acercándome a Dylan.
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¿Quién soy yo?
RomanceEso mismo se preguntaba Bill Kaulitz. ¿Quién era realmente? ¿El famoso cantante del grupo de moda? ¿O el chico de 19 años que no sabía aun que era lo que no le gustaba de su vida?