Capítulo 11

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Nada más entrar en el apartamento nos fundimos en un profundo beso. Sin despegar nuestros labios, entramos en la habitación de Dylan y comenzamos a desnudarnos, o al menos intentarlo. Mi camiseta se quedó atascada entre nuestros cuerpos mientras andábamos hacia atrás sin mirar, tropezando con la cama y cayendo en ella de espaldas.

Nos echamos a reír a carcajadas. Al final Dylan puso orden e incorporándose me fue desnudando sin apartar la mirada. Me descalzó y quitó los pantalones dejándome solo en bóxers. Alcé las caderas para ayudarle, gesto que debió provocarle pues se pasó la lengua por los labios jadeando.

Luego le llegó el turno a mi camiseta. Me la fue subiendo lentamente por mi cuerpo, dejando expuesto mi agitado pecho que subía y bajaba al compás de mis jadeos. Levanté el cuerpo y los brazos para de nuevo ayudarle, y volví a recostarme en la cama sintiéndome algo extraño al estar expuesto a sus ojos.

Le observé desnudarse mientras mis manos reposaban sobre mi vientre. Estaba muy nervioso, solo esperaba que Dylan no lo notara. Pero el gemido que escapó de mis labios al verle desnudo del todo creo que me delató un poco.

Dylan lo pasó por alto y se tumbó a mi lado. Nos echamos de costado mirándonos fijamente a los ojos. Acortamos las distancias y empezamos a besarnos en los labios, suavemente hasta que de nuevo la pasión nos embargó y sentí como me rodeaba con sus brazos y girando en la cama me hizo ponerme encima suyo.

Tenía la respiración agitada, sentía su miembro desnudo rozar el mío aún dentro de los bóxers, que clamaba con ser liberado. Sentía como sus manos me acariciaban la espalda y bajaban por ella hasta meterse por dentro de mis bóxers, coger mis nalgas y apretarlas suavemente.

Solté un pequeño grito incontrolado, pero no dejé de besarlo. Me gustaba lo que hacía, como me acariciaba mientras sus labios me besaban. Entonces hizo algo que me descontroló, coló un dedo en mi interior y no pude evitar gemir por la sorpresa y al sentir un poco de dolor.

El besó terminó y Dylan me miró alzando una ceja preocupado. Sacó las manos y se sentó en la cama haciéndome a un lado.

—Chris, ¿estás bien?—me preguntó sin atreverse a tocarme.

Asentí con la cabeza avergonzado, creía que no lo había notado...que era virgen y todo era nuevo para mí...

—¿Lo...has hecho antes, alguna vez?—me preguntó con torpeza.

Asentí en silencio de nuevo, pero no me creyó...

—Vamos, que no pasa nada—susurró llevando una mano a mi vientre—Si es tu primera vez te puede doler, y yo no quiero hacerte daño. Dímelo, por favor...

Suspiré y separé mis labios. Era mejor contar la verdad y no sentirme por ello avergonzado.

—Eres el primero que me ha tocado...de esta manera—confesé en voz baja.

No me atrevía a mirarle, fijo que me decía que aún no estaba preparado y que lo dejábamos para otra ocasión indeterminada. Pero no me esperaba que me atrajera a su cuerpo, haciéndome recostar la cabeza en su hombro suspirando.

—Será un placer ser el primero en probar tu cuerpo—murmuró contra mi pelo—Pero para eso, primero quiero prepararte...si es que aún quieres hacerlo...

—Si...pero no quiero defraudarte—susurré mordiéndome el labio.

—Créeme, no lo harás—dijo con firmeza.

Me besó en la frente y se levantó de la cama. Me quedé sentado en ella viéndole ir hasta la mesilla y abrir el primer cajón. Sé que cogió algo pero no pude ver el qué. Lo dejó a un lado de la cama y me pidió que me levantara. Le obedecía aún si entender.

¿Quién soy yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora