Nunca antes había dormido mejor, abrí los ojos y mire hacia abajo, viendo esa mano que descansaba sobre mi pecho agitado. ¡Había hecho el amor! No me lo podía terminar de creer...hasta que quise darme la vuelta y sentí un dolor en la parte baja de mi espalda.
Me quedé quieto de nuevo en la cama conteniendo el aliento, no quería despertar a Dylan y que se preocupara. Cerré los ojos y suspiré resignado, una pequeña molestia no me iba a impedir disfrutar de mi primera experiencia, de sentir como Dylan se iba despertando y me atraía más a sus brazos, alzando la cabeza para enterrar la cara en la curva de mi cuello y dejar allí un beso.
— ¿Estás despierto?—me preguntó en voz baja.
Yo asentí aún sin abrir los ojos, mordiéndome los labios para no gemir al sentir como me pasaba la lengua por mi piel y me la mordisqueaba. Le sentí sonreír y cogerme con más fuerza en sus brazos para tratar de darme la vuelta, pero no pude impedir ponerme tenso al sentir una punzada de dolor.
— ¿Chris? ¿Estás bien?—preguntó Dylan asustado por el pequeño grito que se me había escapado.
Le sentí inclinarse sobre mí, apartar de mi cara un mechón que le molestaba y esperar a que abriera los ojos y le respondiera. Resoplé resignado, no debía sentirme avergonzado...
Estaba echado de costado y me di la vuelta con cuidado, tratando de no moverme mucho del sitio. Sentía cerca de mí las desnudas piernas de Dylan, mis muslos se rozaron contra ellas y me sonrojé de inmediato sin poder evitarlo al tiempo que un pequeño gemido se escapaba de mis labios...
— ¿Te duele algo?—preguntó Dylan cada vez más preocupado.
Asentí en silencio, no quería tener con él ni nadie esta conversación tan íntima y privada, pero tras lo que habíamos compartido, a Dylan no le importaba.
—Es normal, al ser tu primera vez....he ido con cuidado, pero era lógico que hoy estuvieras algo resentido—me explicó Dylan con toda naturalidad.
Asentí mordiéndome los labios, deseando que apartara su mirada de ellos. Pero le vi sonreír e inclinando la cara me besó con suavidad. Suspiré resignado y respondí al beso, dejando atrás cualquier rastro de timidez cuando la vista se me nubló.
Dylan sintió mi cambio y puso una mano sobre mi estómago, que fue bajando hasta rozar mi miembro... Me puse tenso al momento, arqueando la espalda y gimiendo de nuevo.
—Lo siento—musitó Dylan contra mis labios.
Subió de nuevo la mano y me acarició la mejilla suspirando.
— ¿Quieres que desayunemos en la cama?—preguntó alzando una ceja.
— ¿Qué hora es?—pregunté girando la cara.
Había dejado el móvil en el bolsillo de mi cazadora sin sonido, no quería que nadie nos molestara y Tom sabía que quedaba en buenas manos.
—Las....casi las 9 de la mañana—contestó Dylan viendo la hora en el despertador que tenía en la mesilla—Gina ya ha abierto y tendrá café recién hecho...y tarta de manzana...
Me pasé la lengua por los labios para deleite de Dylan que se echó a reír a carcajadas. Me dio un último beso y se levantó de la cama. Le vi andar desnudo del todo por la habitación, hasta abrir el primer cajón de su cómoda. Se puso ropa interior limpia y cogió de una silla un pantalón de chándal y una camiseta que se puso con rapidez.
Se sentó en la cama para atarse las playeras y se volvió pillándome con una amplia sonrisa en los labios.
— ¿Quieres algo...de ropa?—me preguntó señalando el suelo, por donde había quedado la noche anterior.
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¿Quién soy yo?
RomanceEso mismo se preguntaba Bill Kaulitz. ¿Quién era realmente? ¿El famoso cantante del grupo de moda? ¿O el chico de 19 años que no sabía aun que era lo que no le gustaba de su vida?