Capitulo 19. El vasallo de lord Voldemort

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Hermione dio un grito. Black dio un salto, y Gia también.

- He encontrado esto al pie del sauce. - dijo, arrojando la capa sin dejar de apuntar a Lupin -. Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.

Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.

- Tal vez os preguntéis como he sabido que estabais aquí... - dijo con ojos relampagueantes -. Acabo de ir a tu despacho, Lupin, porque olvidaste tomarte la poción y te he llevado una copa llena. Y en tu mesa estaba cierto mapa, y te vi entrar por el pasadizo.

- Severus... - comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

- Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amor Black a entrar en el castillo. Y aquí esta la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvieras el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

- Disculpe, profesor - dijo Gia - pero esa premisa no tiene mucho sentido. Si que es cierto que el profesor Lupin tendría razones para ayudar a Black, no lo niego, pero si es uno de los creadores del mapa, no necesita ayuda de nadie. - comentó -. Sabrá mejor que nadie como entrar y salir sin ser detectado.

Los tres hombres la miraron con la boca abierta.

- No lo has oído todo, Severus - dijo Lupin, aún alucinado -. No viene a matar a Gia.

- No, viene a casarse contigo, ¿verdad? - dijo con ironía -. dos mas para Azkaban esta noche, que romántico. Me encantaría saber como se lo toma Dumbledore, estaba convencido de que eras un lindo cachorro inocente.

- Idiota - dijo Lupin en voz baja -. ¿Vale la pena meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?

¡PUM!

De la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas que se enroscaron alrededor de la boca, muñecas y tobillos de Lupin. Este perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos.

- Dame un motivo - susurró -. Dame un motivo y lo haré.

Gia miró a los dos hombres y dio un paso al frente. Miró a Lupin, se quitó la pulsera y murmuró Finis Habentis Maleficia. Las cuerdas desaparecieron.

- ¿Qué estas haciendo, Potter?

- Estoy harta de secretos y mentiras. Así que ahora todos. Y digo TODOS - dijo con voz amenazante -. Vamos a escuchar esta historia.

- Cállate, Potter, no digas...

- ¡HE DICHO QUE YA BASTA! - bramó -. Callaos, sentaos, y escuchad.

- Creo que no lo entiendes, Potter. He venido a salvarte.

- Si el profesor Lupin hubiese querido matarme, lo habría hecho hace tiempo. Así que ahora, cálmese, y ESCUCHE por una vez en su vida. No permitiré que mande a alguien que puede ser inocente a la horca por una broma de hace años. Malintencionada, pero broma.

- De tal palo tal astilla, Potter - le acusó -. Te acabó de salvar el pellejo, deberías agradecerlo. Podría haberte matado. Habrías muerto igual que tu padre, demasiado arrogante para desconfiar de Black.

- ¡¿ES QUE NO SE DA CUENTA DE QUE HAY COSAS QUE NO CUADRAN?! - bramó -. Portus - cerró la puerta de un golpazo, impidiendo que nadie saliera.

- ¿Ese hechizo es nuevo? - le preguntó Hermione. Gia sonrió. Le lanzó una mirada amenazante a Snape y alzó la mano. Se miraron y Snape simplemente asintió.

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