Capítulo 17. El perro, el gato y la rata

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Los tres se quedaron paralizados bajo la capa invisible. Los últimos rayos de sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos. Oyeron un aullido salvaje.

- Le odio - murmuró Gia -. Todo por culpa de ese niñato. ¿Hasta dónde puede llegar una persona por conseguir lo que quiere? ¿Tan poco le importan los sentimientos de los demás?

- Vamos - dijo Ron, tiritando.

- ¿Algún día recibirá su merecido? ¿Escarmentara? - decía Hermione mientras emprendían el camino de regreso al castillo, andando despacio para no descubrirse.

- No lo creo - repuso Ron. La luz se apagaba -. Esas cosas pasan cuando una persona tiene corazón. Y Malfoy no tiene de eso. Nadie en esa familia lo tiene. No les importa nada.

Cuando llegaron a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre ellos como un embrujo.

- Scabbers, estate quieta - susurró Ron, llevándose la mano al pecho. La rata se retorcía como loca. Ron se detuvo, obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsillo -. ¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!

- ¡Ron, cállate! - susurró Hermione -. Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...

- No hay manera.

Scabbers estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron.

- ¿Qué le ocurre?

Gia vio a Crookshanks acercándose a ellos sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destelleando en la oscuridad.

- ¡Crookshanks! - gimió Hermione -. ¡No, vete, Crookshanks! ¡Vete!

Pero el gato se acercaba más...

- Scabbers... ¡NO!

Demasiado tarde... La rata escapó por entre los dedos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa. De un salto, Crookshanks se lanzó tras el roedor, y antes de que Gia y Hermione pudieran detenerlo, Ron se salió de la capa y se internó en la oscuridad.

- ¡Ron! - gimió Hermione.

Ambas se miraron y trataron de seguirlo, y terminaron quitándose la capa para seguirle. Oían delante de ellos el ruido de sus pasos y los gritos que dirigía a Crookshanks.

- Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...

Oyeron un golpe seco.

- ¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.

Las dos chicas casi chocaron contra Ron. Estaba tendido en el suelo. Scabbers había vuelto a su bolsillo y Ron sujetaba con ambas manos el tembloroso bulto.

- Vamos, Ron, volvamos a cubrirnos - dijo Hermione jadeando -. Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto.

Pero antes de que pudieran volver a taparse, antes incluso de que pudieran recuperar el aliento, oyeron los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a ellos en la oscuridad: un enorme perro negro de ojos claros.

Gia le apuntó con la mano, pero el perro dio un salto, golpeándole en el pecho y haciéndola caer de espaldas. Pero antes de que pudiera hacer nada para quitárselo de encima, el perro volvió a saltar sobre ellos, Ron empujó a Gia hacia un lado, y el perro le mordió el brazo estirado. Gia trató de quitárselo de encima, pero el animal arrastraba a Ron con tanta facilidad como si fuera un muñeco de trapo.

Algo surgido de la nada la golpeó tan fuerte que la derribó de nuevo. Oyó a Hermione chillar de dolor y caer. Gia puso la palma.

- ¡Lumos! - susurró.

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