Capítulo 18.

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Diane: Esto si que si...- Dije sonriente mientras soltaba un suspiro de alivio.- Hacía mucho que no salía.-

Thinny: Me parece muy bien y me alegro muchísimo por ti, pero no estaría de más que mirases a la carretera.- Me recordó el pequeño ente mientras se abrazaba al cabezal de uno de los asientos de mi coche.-

Diane: Siiii ya lo sé, ya lo sé...- Respondía entre risas.- Pero es que me emociona muchísimo el estar fuera de la mansión para poder respirar algo de aire fresco y hacer mis cosillas, me he llevado... Creo que tres meses encerrada en los sótanos, casi me vuelvo loca ahí abajo.-

Thinny: Corrección, te has llevado seis meses y tampoco es la primera vez que te dejan salir.- 

Diane: ¿Ves? Hasta he perdido la noción del tiempo.-

Thinny: Sabes muy bien que podías mirar la fecha y la hora en tu móvil... ¿No?- Me preguntó siendo más que obvio.-

Diane: Sip, pero después de un tiempo, ya no quería ni desbloquear la pantalla...-

Ambos nos encontrábamos en mi coche, Lady Integra me dejó salir un día, bueno... En realidad era la tercera o cuarta vez que me dejaba salir de la Mansión Hellsing, creo que tomó la decisión más por lástima que por otra cosa, pero la verdad es que se lo agradecía muchísimo, porque estar encerrada con un Nosferatu con el cual antes me llevaba a matar y que ahora estaba siendo demasiado... ¿Cómo decirlo?... ¿Despreocupado, pero a la vez un tanto territorial y lascivo?... Si, creo que esa sería la definición correcta para el comportamiento de Alucard hacia mi persona.

Pero aunque aquel encuentro medianamente sexual sin llegar a un coito solo se dio en una sola ocasión, he notado con creces que el cambió muchísimo su forma de parecer, la verdad es que no me molestaba, porque a veces podía resultar algo gracioso el ver como un no muerto psicópata y frío como un témpano, cedía en algunas ocasiones ante la tentativa de tener a una mortal cerca de el casi las 24hrs del día. Pero claro, al fin y al cabo, por mucho que se trate del Rey de Los No Muertos, es un hombre y también fue humano en su momento. Posiblemente para el sería un juego o le agradaría la idea de tener cerca a una fruta prohibida, más o menos pura (por lo que pasó aquella noche, aunque siga siendo virgen), con una mortalidad frágil y que es ni más ni menos, que la nieta de su viejo amigo/enemigo el Padre Alexander Anderson, cabe recalcar que nadie sabía nada de lo que éramos el Nosferatu y yo de puertas para adentro.

A pesar de todo eso, pude disfrutar de las historias que el tenía grabadas a fuego en su amplia memoria vampiresca de los momentos que el compartió con mi abuelo, ya fueran unos leves y llenos de tensión o sus intensas y sangrientas peleas, hasta la última que tuvo lugar hace 30 años, la verdad es que era algo gratificante para mi, pero solo hasta cierto punto, porque Alucard me describió a un hombre totalmente diferente de lo que yo sabía de mi abuelo por parte de mi familia, a pesar de que parecía una persona totalmente racional en algunas ocasiones, hasta pude percatarme de que Lady Integra y Seras omitieron ciertas cosas, pero seguramente sería para no hacerme daño, cosa que comprendía y no les guardé rencor por eso.

Diane: Hah~...- Suspiré con satisfacción después de tomar un sorbo del Mattcha Latte tamaño Venti que me pedí en Starbucks, disfrutando su sabor.- Dios bendiga a los japoneses por crear éste té y compartirlo con el resto del mundo...- Dije mientras soltaba un lagrimita de alegría, para después volver a tomar un poco más.- Es maravilloso...-

Thinny: Estoy sopesando la posibilidad de que eres más adicta a eso que al Monster...- Dijo desde mi interior.-

Diane: Posiblemente, no lo descarto.-

Si, Thinny y yo logramos desarrollar hace unos años la capacidad de que el pudiera esconderse en el interior de mi pecho sin acabar siendo perjudicada física y mentalmente, pero no era algo que podíamos hacer muy seguido, porque el está muerto y yo viva, a si que necesitaba utilizar todas mis energías para poder hacerlo durante unas cuantas horas y después de eso, necesitaba descansar bastante. Yo era la única que podía escucharle mientras el estaba ahí, a si que siempre llevaba puesto un auricular en una de mis orejas y mi teléfono móvil en la mano para que la gente que estaba a mi alrededor pensara que simplemente estaba en una llamada telefónica con el Bluetooth activado, así no pensarían que estaba loca de remate mientras hablaba con alguien "inexistente".

Love in the bloody madness (Alucard y tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora