Capítulo 21.

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Diane: Joder...- Apenas logré decir por el cansancio, mi respiración estaba entrecortada y sudaba a mares, posando mis manos en mis rodillas tratando de recuperar el aliento.-

Alucard: Aún no hemos terminado.- Me recordó un tanto serio.- Otra vez.-

El entrenamiento de hoy se basaba en pelear cuerpo a cuerpo, la verdad es que no era la primera vez que hacíamos eso, pero la diferencia entre entrenar con humanos a entrenar con un Nosferatu es bastante notoria, claro que yo ya no puedo hacerlo como un humano cualquiera, pero acabo más cansada (o más bien... Reventada) que cuando estaba viva.

Tal y como era de esperar, acabé con varios huesos rotos, con la cabeza sangrando debido a una brecha hecha tras ser estampada contra la pared y el labio inferior partido, pero con el pasar de las horas los traumatismos sanaban por si solos, las otras heridas tardarían un poquito más, pero no era algo de lo que debía preocuparme.

Una vez llegué a mi habitación, agarré mi camisón (imagen), ropa interior y me fui directamente al cuarto de baño para quedarme como mínimo dos horas en remojo con agua caliente en la bañera. Caminaba con una ligera cojera debido a que la parte derecha de la cadera aún se me estaba terminando de soldar nuevamente.

Mientras la bañera se llenaba, me lavé la cara y la cabeza al completo en la ducha para limpiar la sangre que la cubría, tras mirarme en el espejo, pude ver que las dos heridas dejaron de sangrar, mostrando que ya estaban sanando aunque seguían ab...

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Mientras la bañera se llenaba, me lavé la cara y la cabeza al completo en la ducha para limpiar la sangre que la cubría, tras mirarme en el espejo, pude ver que las dos heridas dejaron de sangrar, mostrando que ya estaban sanando aunque seguían abiertas.

Tras meterme en el agua caliente solté un quejido porque al tratar de acomodarme, mi cuerpo literalmente chillaba de dolor, de hecho casi estuve a punto de desmayarme, pero logré aguantar la compostura a duras penas.

Cuando salí de la bañera, me sequé, vestí y me dispuse a cenar, pero antes encendí la chimenea, a si que ya me encontraba medio tumbada en el sofá y tratando de abrir la bolsa de transfusiones con algo de desgana y por por descuidada y TONTA, acabé rompiéndola y un cuarto de su contenido se derramó sobre mi pecho, manchándome a mi y al escote de mi camisón.

Diane: ¡Mierda!- Maldije.- ¿Podría salir algo bien hoy?- Me pregunté a mi misma con frustración.

Pero aún así cené en lugar de cambiarme de ropa, si me manchaba otra vez, no sería con otro camisón limpio, para algunos sería algo repulsivo pero para mi era más que lógico. Cuando terminé de beber mi ración de sangre, dejé la bolsa vacía sobre el hielo que había dentro de la cubitera y me levanté del sofá para cambiarme de ropa, aunque antes de eso debía limpiar aquel líquido rojo de mi pecho.

Mientras desataba el pequeño nudo del lazo del escote de mi camisón, me dirigía al baño para lavarme, pero entonces una presencia llamó mi atención, dejé de caminar y me giré sobre mis talones con tranquilidad, pues sabía de quien se trataba.

Diane: Alucard... ¿Necesitas algo?- Pregunté.-

Alucard: ...- No dijo nada, simplemente posó mi vista sobre mi escote.

Love in the bloody madness (Alucard y tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora