Capítulo 22.

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Después de aquella noche en la cual el Nosferatu y yo mantuvimos relaciones sexuales, otras más llenas de gemidos, calor, etc, tec, sucedieron consecutivamente, Lady Integra y Thinny se dieron cuenta de que ambos ahora estábamos llevando una relación más allá de la que sería una entre amo y sirviente, a pesar de que tratábamos de mantenernos serios y enfocarnos en nuestro trabajo fuera de nuestra habitación, si, acabo de decir eso, a si que ya os podéis imaginar al nivel en el que estábamos.

Integra no se opone a nosotros, pero claramente se preocupó por mi bienestar porque era la primera vez que yo estaba en una relación con alguien, se tratara de quien se tratara y le hizo saber al vampiro que si me hacía daño de alguna manera, ella misma le castraría a base de balazos en sus partes nobles, cosa que debía hacer una y otra vez porque el podía regenerarlas sin problema a pesar de lo doloroso que sería.

Por otro lado, el pequeño fantasma se alegró muchísimo de que por fin pudiera estar con alguien que me protegiera, cuidara y me quisiera, bueno, al menos eso era lo que pensábamos porque no creemos que Alucard se tome esto como un simple juego, habríamos sabido si hizo lo mismo con Seras, pero no fue así.

Y bueno, en cuanto a mi ahora mismo, me encuentro en los sótanos con Alucard, acabábamos de llegar de una misión en la cual había sido herida por las balas que me disparó un neófito a quemarropa, éstas impactaron en mi abdomen y aunque solo eran dos, eso dolió bastante.

Alucard: Ya sabes que por mucho que seas una "no muerta", debes de tener cuidado cuando estás fuera de éstas paredes.- Me regañaba mientras sacaba la última bala que se encontraba alojada en mi carne.- Si la munición hubiera sido de plata, ahora mismo no estaría de pie, no habrías muerto, pero te estarías olvidando de poder caminar durante unas horas.-

Diane: S-si...- Dije entre dientes, tratando de aguantar el dolor que causaban sus dedos hurgando en la herida de bala.-

El se encontraba sentado en su trono y yo estaba sobre el a horcajadas, con las piernas a sus costados y la camisa de mi uniforme abierta mostrando mi abdomen y pechos, cubiertos por la fina tela de mi sujetador.

Alucard: Ya está...- Anunció mientras sacaba y lanzaba por ahí el pequeño proyectil.-

Diane: Uf... Gracias.- Suspiré aliviada, pero entonces los brazos del Nosferatu se aferraron a mi espalda, dándome una sorpresa.- ¿Qué haces?-

Alucard: Cállate...- Dijo despreocupado, lamiendo la sangre de mis heridas.-

Diane: Ugn~...-  Solté ante el húmedo roce.-

El lamía los orificios creados por las balas con insistencia, una de sus manos recorrió mi espalda, bajando hasta uno de mis glúteos para amasarlo con quisiera, creando suspiros por mi parte.

Alucard: Arrodíllate.- Ordenó concierto tono autoritario mientras bajaba la tela de mi sujetador, rebelando mis senos, los cuales botaron levemente.-

Hice caso a su petición, bajándome de su regazo y arrodillándome ante sus pies, frente a el, con un sonrojo bastante notorio decorando mi rostro, el sonido de la cremallera de su pantalón llamó mi atención, volviendo la mirada hacia el para presenciar como sacaba su miembro ya erecto y palpitante, con las venas bien marcadas en éste, haciéndome saber que se había excitado tras lo que hizo con anterioridad.

Alucard: Puedes tocarlo, no muerde.- Dijo con su característica sonrisa, aunque conociéndola, sería capaz de hacer que mordiera de verdad.-

Me quité mis guantes para no tocarlo con las protecciones de plata y tras tenerlo entre los dedos de una de mis manos, me indicó que lo masturbara, cosa que hice sin rechistar. Masajeé el trozo de carne siguiendo sus indicaciones y poco a poco fue placentero para el. El líquido preseminal salía desde la punta de su glande y lo lubricaba, pero entonces el detuvo mi mano con la suya, haciendo que le mirase.

Love in the bloody madness (Alucard y tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora