Capítulo 12.

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Estaba conduciendo de camino a la casa de la familia White, la verdad es que era un día muy tranquilo y hermoso, muy irónico para ir a exorcizar espíritus o demonios, mientras estaba al volante, escuchaba unos cuantos temas de phonk agresivo y bebía un frappuccino embotellado de la marca Starbucks que compré en una gasolinera, no era lo mismo que beber uno de sus productos recién hechos, a si que decidí que si acababa temprano, iría a uno de los establecimientos para relajarme un poco después de trabajar.

Cuando llegué a la vivienda de la familia, la madre de la niña me recibió con una cara de sorpresa, lo cual era algo bastante comprensible porque estoy justo en la puerta y era prácticamente primera hora de la mañana. Me presenté y ella me dejó pasar con amabilidad, pude notar unas leves ojeras algo marcadas en sus párpados inferiores, era más que evidente que no conciliaba bien el sueño.

Su marido y su hija no se encontraban allí, el estaba trabajando y la pequeña estaba de camino a la escuela en ese momento, lo cual me indicaba que aunque la situación no era muy buena, por lo menos no estaba llegando a un punto crítico, le pedí que sería mejor que nos fuéramos a alguna cafetería cercana para hablar con algo más de intimidad, podía sentir varias miradas clavadas en mi, algunas no me preocupaban en absoluto... Pero otras eran de puro odio hacia mi persona, la señora aceptó sin pensárselo dos veces y antes de irnos, saqué el crucifijo de mi maletín y en mis pensamientos le pedí a Dios que cuidara de éste hogar, lo besé y lo dejé sobre la mesa de la cocina.

Ella me contó todo lo que sucedía con algo de nerviosismo mientras tomábamos un té, su versión concordaba con la información que se me dio el día anterior, pero todo el acoso por parte de los entes era dirigido hacia su pequeña hija y era algo preocupante. Durante el día había algo de actividad paranormal, pero ésta empeoraba por la noche, lo cual era algo muy típico, por lo visto la niña hablaba con esas cosas, a veces se le notaba algo relajada y otras muy aterrada, dependía del momento... Eso me hacía deducir que no siempre se encontraba con el mismo ser.

Se le veía aterrada, preocupada y frustrada por no saber como proteger a su pequeña, pude darme cuanta que la taza de té temblaba en sus manos, a si que decidí acunar éstas con las mías y le dije que no era su culpa, que estaba allí para ayudar y que acabaría con todo hoy mismo, le dediqué una leve sonrisa y pude notar que mi gesto y mis palabras le reconfortaban de alguna manera. Ella me lo agradeció entre lágrimas, pude comprobar que no había nada adherido a ella, su aura solo me mostraba su preocupación, nerviosismo y miedo, a si que no tenía que preocuparme mucho por ella.

No le dejé pagar la cuenta y antes de irnos de vuelta a su casa, le pedí que me llevara a su parroquia y ella aceptó encantada, no tardamos mucho en llegar y allí me encontré con el joven de prácticas que ayudó a la familia, le agradecí y felicité por su buena decisión. Le pregunté si tenía medallas del Arcángel San Miguel, el más poderoso de todos los ángeles, protector y guerrero de Dios, el chico me dijo que si y se marchó para buscar una, le pedí a la mujer que rezara un poco por su familia mientras esperábamos a que el volviera.

La señora dejó sus plegarias una vez que el joven regresó con una medalla de oro del Arcángel, la cual iba a juego con su cadenita, no me dejó pagarle por el artículo, ayudar y liberar a la pequeña era el mejor de los pagos para el, asentí tras escuchar sus palabras, tomé la medalla y me dirigí a la benditera que se utilizaba para los bautizos (benditeras, aguabenditeras o pilas benditeras, es el recipiente que se encuentra en las iglesias, las que contienen el agua bendita), tenía una estatua de la Virgen María justo enfrente, majestuosa, impoluta...

 Diane: Arcángel Miguel, por favor... Defiende a la pequeña Alice en ésta lucha, se su amparo ante la perversidad y el acecho del mal. Príncipe de la milicia celestial, escucha mi súplica, con el poder que Dios te a conferido, arroja al demonio y a los espíritus malignos que se encuentran en esa casa al infierno y libera a las pobres almas atrapadas y a la niña que sufre junto a éstas.- Recé mientras sumergía la medalla y la cadenita al completo en el agua bendita, para después dirigir mi mirada a la gran estatua.- Mi Virgen María... Madre de nuestro Señor Jesucristo... Por favor, acompaña y dale fuerzas a ésta madre, guíala en éstos momentos de tinieblas y préstale tu fuerza para que su fe no caiga en el olvido...-

Love in the bloody madness (Alucard y tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora