¿Sería capaz de hacerme eso a mí?

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Narrador: Bryn


Al día siguiente, por la tarde, salí de la sala de diseño de Liam. Acababa de tomarme las medidas.

Me dijo que en no mucho tiempo podría ponerse a hacer el vestido. Ya tenía lo más importante, mis medidas y el diseño del vestido, solo que aún tenía que hacerle algunos retoques.

Subiendo las escaleras me crucé con Xiao. Tenía la mejilla algo rara, como si tuviera un moratón.

—¿Qué te pasó en la cara?

—Ah, nada, peleas con mi padre...

—¿Cuando te pegó? —pregunté acercándome a él y mostrando preocupación.

—Ayer, pero de verdad, no pasa nada, ya estoy acostumbrado.

Giré la cabeza en señal de desaprobación.

—Que estés acostumbrado no quiere decir que eso esté bien.

Él suspiró, cabizbaja.

—Lo sé, pero tampoco es como si pudiera hacer algo.

—Con la determinación suficiente puedes hacer lo que quieras —sonreí.

—Sí, supongo que tienes razón —dijo con una pequeña sonrisa.

—Pues claro.

—¿Vienes de ver a Liam?

—Sí, acaba de tomarme las medidas. ¿Por qué?

Xiao desvió la mirada hacia otro lado, nervioso.

—Nada, es que, digamos que...

—¿Que...?

—No lo sé —suspiró—. ¿Tú no notas que conmigo actúa distinto? Es raro. Me siento raro.

Ladeé la cabeza y sonreí.

—Eso es porque le gustas.

—Eso creo que es bastante obvio, pero lo raro es que a mí no me molesta que él sea así conmigo. A veces hasta me gusta.

—Tal vez es que no eres 100% hetero —lo vacilé.

—Ya me planteé lo mismo ayer, pero la verdad es que no sé qué hacer. Mi padre ya me pegó por un beso, imagínate si llego a algo más.

—¿Entonces con eso quieres decir que te gusta? —curioseé.

—No sería tanto como eso, pero no me niego a probar. Todo sin que nadie se entere, claro.

—Prueba, igual sales ganando —lo aconsejé.

Él respiró hondo.

—Creo que tengo que darle algunas vueltas, pero gracias de todas formas, nos vemos luego.

Nos despedimos y cada uno siguió su camino.

Seguí subiendo las escaleras hasta llegar a la planta donde se encontraba mi habitación.

Al llegar allí se me pasó por la mente el ir a hacerle una visita a Carla, ya que las últimas veces había estado con Yuna y no pude ir con ella.

Peté en la puerta de su habitación y acto seguido la abrí.

Estaba acostada en su cama leyendo un libro.

—Hola —la saludé mientras entraba en la habitación y cerraba en la puerta.

—Hola —me contestó sin apartar la mirada del libro.

Me acerqué a ella y me senté a su lado.

—¿Qué lees?

Cegada por el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora