Narrador: Brack
Siempre creí no tener corazón, no ser capaz de sentir nada por nadie.Mi hermana parecía ser la única excepción, aunque a veces hasta ella me sobraba.
Sí, dar afecto no era lo mío.
Pensé que acabaría solo, que yo no era capaz de sentir amor hacia nadie. La idea tampoco me disgustaba, ya lo tenía asimilado desde hacía tiempo.
Desde muy joven tomaron el control de mi vida, sin yo poder hacer nada. Sentía que mi vida no tenía sentido, que había sido una marioneta desde aquel día en que mis padres me abandonaron.
Aún con todo esto en mente, no intenté cambiar nada. Siempre he seguido las órdenes que se me daban, como un robot.
En general, mi vida estaba llena de emociones negativas. Siempre me decían que mi actitud era muy borde, o que mi expresión era muy seca y cortante, ¿pero qué podía hacer?
No me sentía feliz, pero tampoco triste. Todo me daba igual, era como si estuviese en esta vida solo por estar. Cada día me parecía una fotocopia del anterior.
Con el pasar de los años fui llenando esos vacíos con pequeñas cosas, como por ejemplo estar con una chica diferente cada fin de semana, aunque eso solo me llenaba en el momento, después todo seguía como antes.
A veces creía sentir "celos" con alguna de ellas, me ponía muy posesivo a veces. Pero ahora entiendo que eso no era nada en comparación con lo que he sentido últimamente.
Desahogaba toda mi frustración cuando mataba a alguien, el ver cómo esa persona se retorcía de dolor mientras gritaba y me suplicaba que parase me hacía sentir como si todos los gritos que salían de ella saliesen de mí también.
Con el tiempo me acabé aburriendo de las chicas también. Sabía que eso no me llenaba del todo, que no llegaría a ninguna parte si seguía así.
Dejé de intentar buscar una motivación, algo que me hiciese sentir felicidad o algo parecido. Asumí que yo nunca podría sentir algo así.
Así que me centré en mi único trabajo: matar gente.
Tiempo después, Yuna consiguió pareja. En el momento no lo demostré, pero me alegré por ella. Si yo no podía encontrar mi felicidad, al menos me hizo feliz que ella sí la encontrase.
Dos años después, pasó algo que cambió mi vida por completo.
Pasó todo aquello que nunca creí que pasaría.
Cuando la vi por primera vez, sentí algo. No sabría explicar el qué, era extraño, nunca me había sentido así.
En un principio negué mis sentimientos, sabía que lo que sea que estaba sintiendo no era verdad. Yo nunca me había sentido así.
Pero por otra parte, ella me causaba mucha curiosidad. Quería saber qué tenía para hacer que me llamase tanto la atención, apenas sin conocerla.
En ese mes y medio, experimenté sensaciones que no había experimentado en mi vida. No sabía cómo sentirme, todo parecía una montaña rusa de emociones.
Por un lado, había encontrado esa motivación que llevaba toda mi vida buscando. Por otra parte, algo que me daba pánico era que por primera vez en toda mi vida tenía una debilidad. Algo que me hacía vulnerable, algo con lo que podrían chantajearme de la manera que quisieran.
Por ese motivo, me empeñé tanto en protegerla y cuidarla, quería que ella me viese como su lugar seguro, y por un momento, lo conseguí. Hasta el día que me dejé llevar por los celos.
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Cegada por el amor
Teen FictionUna chica es secuestrada para ejercer de criada en casa de un sicario. Ambos acaban por enamorarse y tener una relación. Lo que ella no sabe es que él oculta secretos y actitudes negativas. A pesar de las advertencias de la gente, ella decide seguir...