20 de diciembre

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Narrador: Bryn


Me encontraba en mi habitación, un día cualquiera. Estaba tirada en la cama, mirando a la nada, pensando en todo.

Yuna entró en la habitación y se quedó mirándome, apoyada en el marco de la puerta.

—¿Y tú aquí sola?

—No sé —suspiré—, últimamente no pasa nada interesante, me aburro. Así que tampoco me molesto en salir de aquí.

—No me digas eso por Dios —dijo poniendo cara de desagrado—. Pasas tanto tiempo con el muermo de mi hermano que ya te estás transformando en él.

—¿Y eso es algo bueno o malo? —pregunté sonriente.

—Malo —respondió sin pensárselo mucho.

Me incorporé sobre la cama, quedando sentada y seguí mirándola.

—Bueno, entonces vayamos a hacer algo.

Se le iluminó la cara cuando le dije eso.

—¿Me dejas elegir a mí? Porque como se me meta una idea en la cabeza, no voy a parar de insistir hasta que me digas que sí.

Dudé un momento. ¿Debería decirle que sí? Sabía lo insistente que podía ser Yuna cuando tenía algo en mente.

—Antes de nada, ¿qué opciones tienes? —la interrogué, intentando ser cuidadosa. Así no me llevaría ninguna sorpresa.

—No sé, ahora mismo se me ocurre ir a molestar a Liam, hoy es su cumpleaños.

Me sorprendí al escuchar eso, ya que nadie, ni siquiera él, me había dicho que hoy era su cumpleaños.

En un movimiento rápido me levanté de la cama y caminé hacia Yuna.

—Vamos a ver a Liam.

Ella asintió con la cabeza y nos dirigimos a la segunda planta.

Como de costumbre, Liam estaba metido como animal de cueva en su sala de diseño.

A veces parecía que dormía ahí y todo.

Me acerqué a él y lo abracé con cautela por detrás.

Él giró la cabeza para verme y se quedó mirándome sin decir nada.

—Feliz cumpleaños —dije con una sonrisa.

Él miró a Yuna, extrañado.

—¿Se lo has dicho?

—Sí, no veo el porqué no podría decírselo.

Me aparté de Liam y seguí mirándolo con una sonrisa.

—¿Cuántos cumples? —curioseé.

Él miró a Yuna, serio.

—No —fue lo único que soltó.

Desvié mi mirada hacia Yuna, la cual estaba sonriendo de forma malévola.

—Cumple 29, es decir, que solo le queda un año antes de los 30 —se burló mientras giraba su vista hacia Liam—. Solo te queda un año de juventud antes de ser un anciano de 30 años.

—Por gente como tú da depresión llegar a los 30 —se quejó él.

—Yo no veo tan mala edad los 30 —interrumpí—. Es decir, aún eres joven, incluso a los 40 podrías verte bien si tienes suerte.

—Ya, pero es que Yuna es estúpida.

—¿Y tú qué? ¡Gay sin derechos! —dijo con una sonrisa, obviamente bromeando.

Cegada por el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora