Estrés y celos

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Narrador: Bryn


Me pasé toda la noche triste y con el ánimo por los suelos.

No podía parar de pensar en la escena. El cadáver de Liam tirado en la hierba, completamente inmóvil se me venía a la mente todo el rato. Y por no hablar de las múltiples veces que él le clavó el cuchillo.

No podía, solo pensar en eso me ponía mala.

No pegué ojo en casi toda la noche. Entre el ruido de la fiesta y la ansiedad que llevaba encima, habría dormido más o menos unas dos horas.

En ningún momento de la noche él se presentó en la habitación. Cosa que en verdad no era mala, porque no quería verlo.

Ya no podía verlo con los mismos ojos que antes.

Ahora cada vez que pensaba en él me imaginaba lo peor, como si me fuese a hacer lo mismo que a Liam.

Era horrible, esta sensación era insoportable. No sé si era mejor vivir en la ignorancia y feliz o en la realidad pero asustada.

Eran las 9 de la mañana, todo estaba en silencio. Me daba hasta pánico salir de la habitación y encontrarme con él.

El miedo que cargaba encima no era normal, nunca había sentido nada así.

Solo podía pensar en Liam, el pobre había muerto sin haber hecho nada malo.

Aún le quedaba toda la vida por delante, apenas tenía 29 años. Podía haber hecho muchas cosas antes de morir.

Y también, el pobre ni siquiera tuvo una muerte tranquila. Me duele muchísimo no haber hecho nada por él en su momento, pero me paralicé al ver cómo le atravesaban múltiples partes del cuerpo con un cuchillo, sin piedad alguna.

Todo este tiempo, había amado a alguien que era capaz de matar a una persona inocente.

Claro que, en un principio no le di mucha importancia al hecho de que fuese un sicario, era como si le restase importancia a eso de la muerte. Como si fuese algo normal ir cortando cabezas por la vida.

Como todas esas personas que él mataba eran ajenas a mí, no me había parado a pensar en la seriedad del asunto.

Me arrepentiré una y mil veces de no haber hecho caso cuando se me avisó.
Podía haberme evitado cosas como estas. Liam podría seguir vivo de no ser por mi ignorancia.

Finalmente, mi cabeza se cansó de pensar y solo me quedé mirando al techo.

Estuve con la mente en blanco varios minutos hasta que de repente, escuché la puerta abrirse.
Mis instintos de supervivencia se activaron casi al instante y me incorporé en la cama con rapidez.

Para mi sorpresa, era Yuna quien había entrado.

Cerró la puerta tras ella y se acercó a mí.

—¿Qué tal estás? —preguntó sentándose a mí lado.

Empecé a negar con la cabeza con lentitud mientras miraba a un punto fijo de la sábana.

Al ver que yo no decía nada, siguió hablando.

—Ayer estuve hablando con Ángela cuando nos fuimos de tu habitación. Ella me dijo que se iba a encargar de comentarle lo de Liam y Xiao y a otra gente, sin decirles quién lo había matado, claro —me explicó agarrándome la mano—. Y cuando lo encuentre, te prometo que le voy a echar el sermón de su vida y haré que te pida perdón de rodillas si hace falta.

La abracé y me apoyé en su hombro.

Ella me dio unas palmaditas en la cabeza y continuó con su monólogo.

Cegada por el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora