Aiden siempre estuvo orgulloso de decir que a él nunca lo había rechazado un chico, principalmente porque jamás se confesó a nadie. Quizá si era masoquista y disfrutaba de los romances de amores no correspondidos. Enamorarse, fantasear y luego olvidarse poco a poco de ese amor, dejándole diluirse en el tiempo por no abonarlo.
"No soy gay, no voy a corresponderte, ni en un millón de años"
Aiden lo sabía, Nathan siempre demostró su gusto por las chicas al estar constantemente rodeado de ellas, disfrutando de su soltería. Solo tenía mala suerte fijándose en chicos heterosexuales, aunque tampoco ponía mucho esfuerzo en encontrar el amor de pareja. A veces pensaba en que estaba roto por no tener una desesperación acérrima por tener novio.
Al menos consiguió librarse de las insistencias de su amor platónico, aunque se le resquebrajó un poco el corazón, lo supo llevar durante las siguientes horas de clase, a la hora de almorzar... Eventualmente se olvidó cuando empezaron a chismear en el club de periodismo sobre las siguientes noticias a publicar. Nada mejor que una taza de café mientras se indignaba de la vida ajena.
La hora del café era uno de sus momentos favoritos en todo el día, siempre auspiciado por Max, el presidente.
Aiden describiría a Max como el sol de verano en medio de un incendio forestal en plena sequía. Su superpoder sería el arte de hablar con elocuencia en las exposiciones de historia y sonreír por horas sin aparente dolor en las mejillas.
Maximiliano era un adicto al café, beber al menos cinco tazas al día era hábito de todos los días. Sus lentes de marco negro se deslizaron por el puente de su nariz al inclinarse por uno de los pudines que compró en la cafetería, siendo Aiden el único que le ayudó a subirlos empujándolos con un dedo.
— ¿Alguna información importante para el día de hoy? — Max sorbió de la aditiva y caliente bebida, fingiendo no haberse quemado la lengua.
Aiden asintió, la sonrisa de orgullo resaltó en su rostro. Hizo el patrón en su celular y lleno de dicha le enseñó una foto del amor de su vida — Cheshire hoy me vio sin mucho desprecio, creo que al fin me quiere, ya avanzamos tanto en nuestra relación — se llevó la mano a la mejilla, completamente ido en su propia fantasía — Voy a intentar darle un abrazo —
Cheshire, era un gato negro, la única mascota de la casa Zahner. Aiden lo había adoptado hace unos cinco años tras encontrarlo herido un día de lluvia cuando cuidaba de su hermano menor en el parque. Su alma gemela, aunque era un sentimiento unilateral.
— ¿Alguna información importante para el día de hoy? — Maximillian repitió, ignorando por completo los disparates de Aiden, quien seguía ocupado murmurando sus planes.
El club de periodismo estaba conformado por Aiden, Max, un integrante secreto y dos de papel; la hermana del presidente y Rosemary, así que las reuniones no eran más que excusas para tomar café y chismear.
El intercambio de información acabó con las tazas vacías. El día fue fructífero únicamente por la colaboración del miembro X, quien les envió un correo con un borrador de rumores sobre las candidaturas del consejo estudiantil.
X era el guardián de su salón del café al que otros conocían como "club de periodismo", porque Aiden solo era el chico de las copias y Max la imagen frente a los profesores. En resumen, de tres integrantes, dos eran unos incompetentes. Lo sabían y no se acongojaban de sus propias debilidades.
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Syntax Error
RomanceTu crush no te puede pedir ayuda para conquistar a tu mejor amiga, ¿verdad? Aiden jamás esperó ese error de cálculo