Capítulo 3

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Sus interacciones no iban a acabar tan fácilmente, y no lo decía porque fuese el chico de los rumores en la primera plana del periódico de ese jueves.

Aiden podía admirar su reflejo en el agua, aunque este tendía a difuminarse por las hojas cayendo desde las copas de los árboles... se le hacían unos barquitos de madera navegando en pequeños charcos, yendo de derecha a izquierda según capricho del viento.

Las oleadas del aire eran su mayor problema, porque tiraban de la sombrilla con la que se cubría. Su madre había insistido en que debía llevar un paraguas con él, para no molestar a nadie, pues no era bueno abusar de la amabilidad de los demás, en especial si ni siquiera podía nombrarlos sus amigos. Aiden no solía guardarle secretos a sus padres, tenían una buena relación pese a la falta de tiempo de los adultos por convivir con sus hijos.

Desgraciadamente, había un gran desbalance entre trabajar y dedicarle tiempo a su hermano y a él. Aiden los entendía, así que no solía reprochar sus extensas horas laborales, solía ayudar con bastante constancia en las tareas del hogar y cuidar del menor de la familia después de la salida de la guardería, si ellos debían quedarse más tiempo en el restaurante. No eran padres perfectos, pero lo intentaban, intentaban demostrarles amor no solo con bienes materiales.

Por ejemplo: La insistencia del paraguas. Igual no ayudó a sus males, porque ese día no llovió y, aunque él insistió en no ser de utilidad, su madre le dijo que lo llevara... Por ello tuvo dificultades en prestar atención a los papeles pegados alrededor de la entrada de la escuela, pues su sombrilla fue brutalmente destrozada.

Aiden tenía una mayor preocupación; salvar su pobre paraguas. Su segundo problema era el repique insistente de su celular, parecía que el aparato estaba por saltar de su bolsillo tras tantas llamadas recibidas, el chico empezaba a temer que cobrase vida. Tras arreglar su sombrilla y tomar la llamada, finalmente pudo acercarse a leer uno de los panfletos.

Rosemary era la culpable de casi fundir su celular.

— Aiden, ¿qué significa... —

— ¿Que aparezca en un chismorreo por haber estado con Nathaniel Hicks en su auto? — Le interrumpió a sabiendas de la preocupación de la pelirroja del otro lado de la línea, mientras esperaba ansiosa, escondida en los vestidores del gimnasio, por una respuesta.

El club del periódico escolar tenía dos presentaciones, la oficial y aburrida que los profesores aceptaban, y la versión "picante", básicamente descrita como las exclusivas de la farándula: Redactado, corregido, aceptado, impreso y distribuido por Max, al que no le daba pereza exagerar - a veces inventar - las historias.

— Sí. Me explicas, ¿qué pasa? — Rosemary empezaba a sentirse culpable de descuidar a Aiden, sus múltiples tareas les habían distanciado, ya no eran aquellos dos niños que se pasaban el día junto al otro, los años y diferentes intereses les separaron un poco, pero ello no significaba su falta de amor y aprecio — Juntarte con Nathan no es buena idea, es un chico desagradable —

— Solo me dio un aventón por la lluvia, fue amable — mintió. Aiden era un muy buen mentiroso, porque la mayor parte del tiempo fingía hacerlo mal — Iba a mencionarlo ayer, solo que estabas batallando contra la tarea de química y preferí hacerlo hoy —

Rose frunció el ceño, se quedó en silencio, pues sus preconcepciones iban en contra a lo que Aiden le decía — Hablaremos en el almuerzo, ¿de acuerdo? Solo no te acerques a Nathan, él es... Un chico problemático —

Aiden asintió pese a que era una llamada y Rose no podía verlo — ¿Puedes definir problemático? Así como... Opción A: Pablo tiene tres manzanas y le regala una a su amigo Pedro, ¿cuántas manzanas le quedan? — Escuchar la risa de su mejor amiga le hizo seguir con su bobería — Opción B: Un elefante rosado en patineta se desplaza a 34 kilómetros por hora, mientras toma dos litros de leche, ¿cuál es el número atómico del hierro? —

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