Aiden nunca pensó que podría hacer frío en medio del calor. ¿La calefacción del auto estaba averiada? Parecía estar en una pompa de agua, sumergiéndose dolorosamente.
No todas las oportunidades eran buenas. Desgraciadamente, no podía vivir por siempre de arrepentimientos.
— Rose — deslizó su mano por el cinturón de seguridad, girándose hacia la chica atrapada en la lectura de un libro de historia — ¿puedo subirle a la música?, ¿quieres una canción especial? —
Ella hizo un ademán y un balbuceo, de completo desinterés, se sumergió en las páginas, sin responder con claridad.
— Deja a la cerebrito, no tiene tiempo de rodearse de mortales tontos — Nathan, quisquilloso por el actuar infantil de Rosemary por ignorarlos, se mantenía conduciendo por las transitadas calles de la mañana.
Aiden negó, rebuscando en los bolsillos de su campera, sacó un bombón de edición especial de tres sabores frutales.
— Solo se preocupa mucho por sus notas, es admirable — defendió a su amiga y su necesidad de esforzarse por ser la mejor. Aiden lo comprendía, aunque no lo compartía porque él no tenía un propósito fijo, más allá de conseguir empleo tras graduarse.
— Es obsesiva — renegó el contrario tras bufar.
— Lamento que tomar en serio mi futuro sea objeto de burlas para ti, no todos queremos ser unos inútiles mantenidos — Rose masculló, cerrando el libro bruscamente. No podía concentrarse, ni siquiera fingir que lo hacía.
— ¿Inútiles mantenidos? —
Aiden intervino al notar que la charla se estaba desviando a zonas peligrosas, más allá de sonar amistosas.
— No peleen, apenas son las seis. ¡Mejor coman dulces! — Tiró del empaque de su caramelo, deteniéndose con la penetrante mirada de Nathan sobre él. Aiden siempre maldijo los semáforos en rojo, esa mañana les aborreció el doble — ¿Lo quieres? Es mi tesoro, debes comerlo como si tuvieses un orgasmo —
— Dame — Nathan acercó su mano, llevándose consigo el bombón, echándoselo al bolsillo de su chaqueta — ¿Cómo se supone que un virgen como tú, sabe sobre la maravilla de los orgasmos? —
— ¡Si no te lo vas a comer, dámelo! — Chasqueó la lengua, enterró su pequeño botín más dentro de su bolsillo, temeroso de ser despojado de su fuente de vida — Además, soy un chico hormonal con acceso a Internet y una mano funcional. Lo demás no te lo imagines porque me daría repelús —
Rose se cubrió las orejas, enojada sin controlar su ceño fruncido, solo pudo quejarse del tema de conversación — Lo estás pudriendo, Hicks. Solo eres una mala influencia para mi pequeño Aiden —
— Estoy bastante seguro que es tu pequeño Aiden, es quien va tras de mí todo el tiempo — Contraargumento, sonriendo ladinamente cuando el susodicho no emitió palabras, fingiendo que la vista tras la ventana era mucho más interesante que la conversación en el interior del auto.
— Solo es por ese enamoramiento estúpido e ilógico que tiene por ti — medio aburrida por lo que consideraba una charla sin sentido, Rose apoyó su codo sobre su rodilla, descansando su barbilla en la palma de su mano, atrapando su tono de fastidio contra su piel — Volverá a la normalidad. Aiden es muy enamoradizo, pronto encontrara un nuevo foco —
Aiden, con el calor hasta en la punta de sus orejas, chilló al perder su fachada de calma e indiferencia — Podemos hablar de lo que en verdad importa. ¡Sí¡ ¡Mi bombón de edición limitada, devuélvemelo, Nate! —
— Si lo quieres de vuelta, búscame después —
— Si solo querías verme, debiste decirme, no robarme — Le guiñó el ojo de forma un tanto torpe y antinatural, tomando un tono más jocoso.
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Syntax Error
RomanceTu crush no te puede pedir ayuda para conquistar a tu mejor amiga, ¿verdad? Aiden jamás esperó ese error de cálculo