Capítulo 21

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Cherrie balanceaba los pies de arriba hacia abajo mientras estaba boca abajo en la cama de Aiden, mensajeando con el grupo de porristas, respondiendo con puros stickers antes de palabras. Su largo y negro cabello yacía recorrido en una moña, con un par de mechones desprendiéndose del agarre, dándole una apariencia más desarreglada y fresca.

— ¿Cómo lo describirías? — Preguntó cuando dejó de escuchar el chorro del lavamanos, mofándose divertida tras oír la avalancha de quejas del chico.

— Si me diesen la opción de ver la pintura secarse de una pared o tener una segunda sesión de estudios con ellos — habló, un tanto atropellado por la interferencia de la toalla con la que secaba su mojado rostro, eliminando cualquier pequeña gota de agua — Exigiría inmediatamente la dirección de esa pared. ¡Tengo dolor de cabeza! —

El mismo domingo. Nubes suprimiendo la luz y ocultando las estrellas, atrayendo ráfagas cargadas de heladas de frío, una lúgubre noche para esconderse de los peligros de la oscuridad en el resguardo del hogar. Aunque Cherrie se había autoinvitado a quedarse en su casa.

— Mi más grande pésame — sus preciosos ojos marrones siguieron el camino de Aiden, desde el cuarto de baño hasta sentarse a la orilla de la cama, moviendo su cuerpo de lado a lado — Ellos deberían tener sexo, quizá así se les baje el mal humor —

— Ugh — Aiden arrugó su rostro en una expresión de disgusto, dejándose caer encima de la espalda de su inquilina — Me darán arcadas, ni se te ocurra decirlo de nuevo. Prefiero la dulce caricia de la muerte —

— Yo ya te di mi consejo, busca un nuevo pene. Uno bueno que te comprenda, ame y aprecie. Deja de soñar por uno hetero — dijo al abandonar su móvil en la almohada, recostándose completamente contra el colchón — Tú solo dime y saldremos a buscar chicos gays —

Aiden, sonrojado por siquiera haberlo considerado, se sentó correctamente, tirando del tobillo de la chica — Basta de hablar sobre mi aburrido e inexistente romance, te toca a ti —

Cherrie le maldijo entre dientes al bajar de la cama, no sin antes sacarle el dedo medio — Paso palabra. Dijiste que me ayudarías, no intentes desviar la atención — Caminó provocando estruendo con sus pasos, sacando con cierto enojo, su maquillaje sobre la cómoda de Aiden.

— ¿Solo yo intento desviar la atención? — Se mandó a cerrar la boca cuando Cherrie le fulminó con la mirada al señalarle con una de sus brochas — Como siempre dije, empieza a practicar, mi virginal rostro es todo tuyo — alzó las manos pidiendo la paz.

Aiden sumisamente, permitió a Cherrie utilizar su piel, dejándole trazar con sus habilidosas manos, sus conocimientos sobre él. Zahner nunca sintió un acérrimo interés por el maquillaje, sin embargo, para darle una ayuda a su amiga, no le molestaba ser un muñeco de pruebas.

Desde su parlante inalámbrico resonaban casi silenciosas las listas de reproducción de la chica, la iluminación en medio de la habitación no era suficiente, por ello era necesario aquel halo de luz proviniendo de una lámpara junto a la cámara. Aiden, en silencio, siguiendo las indicaciones, admiraba el pulcro rostro de la muchacha, su belleza era inequívoca, aunque no alteraba sus sentidos, no como lo haría Nathaniel.

— Tienes un pedazo de avena pegado en el cabello — Cherrie comentó en un tono juguetón, removiendo con cuidado el último vestigio de la mascarilla que le había puesto al contrario.

— Mi error — un tanto adormecido por las caricias de las brochas sobre su piel, Aiden estaba ido, lo suficiente para no sentir pena.

Regresó a su trabajo, recorriendo con delicadeza las facciones de Aiden, agradeciendo la tranquilidad, sus pensamientos terminaron por salir a flote — Erza. Me gusta Erza — confesó, inmersa en el ambiente de confianza.

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