Capítulo 27

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— ¿No estás vestido con la misma ropa de ayer? —

Aiden se quedó paralizado con los libros de las primeras horas sujetos con firmeza en su mano, como si sus neuronas estuviesen trabajando arduamente por una satisfactoria mentira para convertirla en verdad.

— ¿Soy un chico ecológico que utiliza su ropa sucia con tal de ahorrar agua? — Preguntó escapando de la mirada de Cherrie, procurando ordenar su mochila. Acongojado, pretendiendo ocultarse bajo la capa de sus pestañas.

— Ajá. Quizá es porque dormiste con Nathaniel, los chismes llegan rápido — Recostada sobre los fríos lockers, esperaba paciente que el castaño se dignase a mirarla de frente. Por su poca paciencia y su gran capacidad física, jaloneó de la capucha de su chaqueta al debilucho muchacho — ¿Quieres mentirle descaradamente a tu amiga del alma? —

— Ugh — Aiden alisó su ropa con sus manos — Me atrapaste. Nate cuidó de mí, nos quedamos dormidos y cuando desperté el sol había salido de nuevo — respondió tras cerrar la puerta de su casillero — Tuve suerte de no conseguir un nuevo castigo porque a mis padres les agrada Nate, apenas mencioné su nombre dijeron que no estaba en problemas —

— ¿Incluso a August les agrada el tipo al que le tienes ganas? — Inquirió al fruncir el ceño, cuestionando su propia existencia. No habían sido una o dos veces que compartió la mesa con los padres de Aiden durante las cenas y los desayunos, ventajas de quedarse a dormir reiteradamente en casa de los Zahner — Siempre me dio la impresión de ser un cascarrabias sobreprotector —

Aiden acomodó las correas de su mochila sobre sus hombros — Son padres, adultos... No intento entender su complicado mundo de deudas, medicina y quejas sobre el alza de los impuestos por sistemas políticos corruptos — sacó una paleta de su bolsillo, el dulce sabor a fresa artificial se derritió en su lengua.

— Nosotros estamos a un paso de convertirnos en esos señores aburridos de traje — Se abrazó a sí misma, disminuyendo el ritmo de sus pasos — Mis padres hicieron un escándalo cuando les dije que no quería ir a la escuela de Leyes —

Aiden le admiró, contagiado por la pesadumbre del paso de la edad y las nuevas responsabilidades que conllevaba — ¿No piensas hablarles de los cursos de belleza? En el futuro podrías hasta tener un salón, sería genial, podría presumir: ¿Conoces Cherrie's Beauty Salon? La dueña es mi amiga —

Las risas estallaron desde su boca, los rastros de estremecimiento se acrecentaron por el despertar de una nueva emoción — ¿Piensas en mi futuro o cómo te beneficia? —

— Las dos, yo siempre pienso en mis beneficios de futuro, soy un hombre de negocios — se encogió de hombros, la sonrisa en sus labios desprendía la misma felicidad de la muchacha, aunque en diferente esencia.

— Hombre de negocios, ¿eh? — le dio un suave empujón de costado, consiguiendo tambalearlo — Tengo noticias, ya publicaron los resultados de los exámenes —

Aiden bufó libre de preocupación, quizá no era un erudito, sin embargo, orgullosamente aprobaba sus clases, a veces casi de raspón, pero un aprobatorio, era un aprobatorio.

— Estoy libre de culpas, podré graduarme — se sacó el dulce de la boca, relamiendo el sabor de sus labios con su lengua — Lo único que me preocupa es la reunión sobre nuestros planes del futuro, Allister no está de acuerdo con mi idea de no estudiar una profesión —

Cherrie se notó incómoda, tener tacto al hablar no era uno de sus tantos talentos — Las notas... No lo digo por ti... ¡Maldita sea! El sentimentalismo es una mierda asquerosa, debes verlo por ti mismo — Lo sostuvo de la muñeca, y lo jaló por los pasillos sin consideraciones, tirándolo de frente contra el tabloide de puntajes de ese semestre.

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