Veintiún fetiches

Sempiterno

Había dormido casi por tres horas. Desperté cuando ya era de noche y Jaebeom se encontraba en la cocina sirviendo la cena.

-¿Cómo dormiste?

-Siento que dormí como un mes. Aun así tengo más sueño -dije mientras sonreía.

-Yo también descansé, pero tienes razón, hemos trabajado duro y no habíamos descansado como se debía.

-Lay me estuvo marcando -dije mirando la pantalla.

-¿Habrá sucedido algo? Ven, siéntate amor, a cenar. Yo le marco -dijo corriendo la silla.

Olía delicioso, aquella porción pequeña de verduras salteadas... Recordaba los diferentes platillos que solía comer antes, ya tenía su sabor muy lejos. Ahora las porciones debían ser pequeñas y la gran mayoría debían ser verduras, nada de carnes ni pescados. Si lo consumíamos era como una pequeña porción de veneno al 4%, un peligro total. Comencé a comer y oír a Jaebeom platicar con Lay. Al parecer, necesitaba una pequeña orientación y al no estar Yuta en la ciudad se comunicó con Jae.

-¿Cuándo regresa Yuta? -pregunté mientras se sentaba a comer al lado mío.

-En dos semanas, él regresa y yo me voy.

-Mañana cumplimos un año y medio de casados -dije mientras él se sorprendía.

-El tiempo pasa muy rápido, pero a su vez, pareciera que fueran muchos años porque siento que te conozco de toda la vida.

-Es un gusto seguir compartiendo contigo, y poder trabajar a tu lado.

-Los proyectos familiares y nuestros proyectos han salido triunfadores. Eso nunca lo había vivido, no te imaginas cuánto tardé en llegar a este punto. Parece un sueño -platicaba Jaebeom al darse cuenta de que desde que mejoraron muchas cosas de su vida, todo comenzó a tomar su lugar.

-Sabía que podrías -dije acariciando su mentón.

-Para poder tenerte, tenía que retirar cosas de mi vida y después de eso las cosas continúan fluyendo.

-Tú me diste más de lo que crees -contesté luego de oír el timbre.

-Wow, no había escuchado el timbre hace mucho -dijo Jaebeom y fue directo a atender.

-¡Hola! -oí y luego conocí su voz.

-Kalani -dije y me levanté y la abracé.

-Tiempo sin verlos -contestó tomando asiento.

-Hemos estado muy ocupados -respondí.

-Yo igual, las cosas andan bien en la clínica pero venía de comprar unas cosas y pasé a verlos.

-Sabes que puedes venir cuando desees -contesté.

-Oigan, necesito escaparme un segundo del trabajo, ¿T/N estás bien?

-Sí, ¿por qué?

-No solo vi un semblante diferente -contestó mientras nos platicaba de sus días y que nos invitaba a que fuéramos a visitarla.

Eran casi las once, el tiempo transcurrió muy rápido y al ser tan tarde mi marido se ofreció a llevarla.

-No te preocupes, vine en mi auto.

-Es tarde -replicó Jae.

-Esta es una ciudad segura.

-Kalani, que nunca se te olviden las reglas -dijo Jaebeom y luego salieron.

Yo me quedé y organicé la cocina, también subí las pinturas y demás cosas que aún reposaban en la sala y otras aún en el jardín. Me subí, tomé a Troy y salí a mirar al balcón. Era una noche estrellada, muy hermosa. Allí estuve veinte minutos y luego me recosté quedando dormida.