capitulo IV

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El resto de la mañana pasó rápido y al sonar la campana de salida, salí casi volando. Y tal como lo prometieron, Vero y Mariana me esperaban sonrientes. Al parecer, habían tenido un mejor día que yo. A lo lejos, Silvia se despedía de mí con un gesto con la mano mientras caminaba junto a su hermanita. Entonces, Vero me preguntó: "¿Y a ti cómo te fue?" Mil pensamientos pasaron por mi mente con aquella pregunta. Quería contarles todo lo que me había pasado, pero había algo dentro de mí que me impedía hacerlo. No sabría cómo explicarlo, incluso hoy. Entonces, mentí y dije: "Bien, logré hacer una amiga", o eso creo. "La chica que te saludó" preguntó, Mariana. "Ajá", le respondí. "Que bueno", dijo Vero. "Al parecer, te trajimos suerte".
Íbamos pasando por el parque cuando tuve la extraña sensación de ser observada. Decidí mirar de reojo para confirmar si esta suposición era cierta y grande fue mi asombro al ver a Jhon caminando detrás de nosotras. Iba junto a dos muchachos que, por el uniforme, eran de nuestro mismo colegio. Supuse que eran compañeros del salón. Al girar nuevamente mi cabeza, Vero notó algo raro en mí y me preguntó si me pasaba algo. Yo le dije que no sucedía nada. Entonces, como estábamos cansadas, decidimos caminar hacia el paradero de autobuses y tomar uno rumbo a nuestras casas.
Al llegar, Jhon y sus amigos también se detuvieron. "Ay, Dios, ¿por qué hace eso? ¿Es que ya me reconoció? ¿Se acercará y me saludará?", pensé. Entonces, Mariana dijo: "Esos chicos venían caminando justo detrás de nosotras y ahora se paran en la vereda del frente. Es muy extraño". Y Vero anotó: "Sí, demasiado". Yo les dije: "Vamos chicas, quizá solo son suposiciones suyas".
Entonces llegó el autobús, nos subimos y mi corazón dio un vuelco. Él también subió junto a sus amigos y se sentaron unos asientos detrás de nosotras. Me fijé en su mochila verde a cuadros y lo impecable y bien cuidado que llevaba el uniforme. Entonces caí en cuenta de que mi cabello estaba más esponjoso que nunca y que mi uniforme estaba desarreglado, dándome un aspecto desaliñado. Recordé a Giovanna, lo guapa, amable y arreglada que se veía, y una voz me dijo: 'No te ilusiones, que no está aquí por ti'".
"Llegamos a nuestro paradero y bajamos. Jhon y sus amigos se quedaron en el bus. Al bajar, Vero me miró y me dijo: 'Juraría que el rubio no paraba de mirarte'. Tuve que hacer un gran esfuerzo para que la sonrisa que nacía en el fondo de mi corazón no se me vea reflejada en la cara".

¿Mi Vida no es color de Rosa?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora