Los días pasaron rápidamente y durante todos esos días, el ritual de Jhon caminando solo o con sus amigos detrás de nosotras y tomando el mismo bus se repitió. Fue tan persistente su presencia que ya todas nos habíamos acostumbrado a ella y en todas esas ocasiones podía sentir su mirada fija sobre mí. De vez en cuando había volteado y le había lanzado una que otra sonrisa distraída, sonrisa que él devolvía con los ojos brillantes. En sueños lo veía saliendo del asiento trasero del autobús, tomándome de la mano para bajar a toda prisa, dejando a todos confundidos mientras nos perdíamos por las calles muertos de risa por la cara de asombro de nuestros respectivos amigos, he íbamos a comer helados y recordábamos los viejos tiempos jugando a intercambiar figuras y a inventar historias sobre la vida secreta de la profesora Isabel o la vez en cuando planeamos una incursión secreta a una vieja casa abandonada habitada por gatos en la cual jurábamos haber visto una bruja. Eran tantos los recuerdos que teníamos y cada vez crecía en mi la certeza que él no me había olvidado. Giovanna se acopló al grupo que formé con Silvia, era muy divertida y de verdad una gran amiga, nos contó que Jhon y ella habían estado el año pasado en el mismo colegio y que fueron compañeros de aula pero solo se conocían de vista pues nunca habían llegado hacer amigos para ella Jhon era un muchacho extraño y algo creído y no entendía por qué el primer día de clases le había llamado para saludarla. A pesar de todo evitaba hablar con ella sobre él. Sólo Vane y Mariana sabían que fuimos amigos de niños en el pasado, tuve que decirles porque no pude seguir fingiendo demencia ante las preguntas de por qué su constante presencia detrás de nosotras. Fue en uno de esos días que, superándome a mí misma, saqué cero en matemáticas. Teniendo que ir una tarde al colegio para dar un examen de recuperación y evitar que ese cero formará parte de mi libreta de notas. Para mi buena suerte, Silvia era un genio en matemáticas, así que me ayudó a estudiar y prepararme para el examen. Cuando llegó el día, a pesar de lo mucho y mucho que estudié, no pude dejar de sentir miedo imaginando la cara de furia de mis padres y hermanas al ver mi cero en la libreta. Así que suspiré profundamente y me puse a resolver los ejercicios que, no sé si fue por haberlos practicado tanto, ya no me parecieron para nada difíciles. Al entregar mi examen y salir del aula, noté una tiza rosada tirada en el piso. Me agaché y, sin que nadie me viera, la tomé saliendo lo más rápido que pude. Al pasar por el parque, se me ocurrió algo: ¿y si escribía "John del 2do C, me gustas"? Era muy loco, además de atrevido, pero no dicen que el que no arriesga no gana, así que me fijé que no viniera nadie y en uno de los muros colindantes al parque, con mano temblorosa, me puse a escribir. A la salida del día siguiente, al pasar las tres, junto a aquel muro, ni Vero ni Mariana hicieron comentario alguno, pero Jhon que venía detrás, se quedó mirando el muro mientras sonreía y entonces noté que sacó una tiza del compartimiento pequeño de su mochila y escribió algo presurosamente. Casi salió corriendo cuando vió que nos subíamos al autobús, llegando justo a tiempo para tomarlo junto con nosotras, pero la curiosidad por saber qué había escrito me mataba. Así que dije: "Oh, me olvidé mi libro de literatura, debo regresar al colegio", y sin decir más, me bajé, dejando a todos desconcertados y sin tiempo hacer o decir algo. Mientras el bus se alejaba, corrí a toda prisa para ver su respuesta. Era obvio que él había visto mi mensaje en la mañana, ya que al llegar al colegio en autobús como siempre lo hacía tenía que pasar por el parque, por eso tenía aquella tiza lista para responder, además que tenía que hacerlo frente a mi para saber que había Sido él y no otra persona, me emocioné al saber que aún recordaba mi letra. Entonces llegué al poste y decía: "Tú también me gustas, chica del cabello rizado".
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¿Mi Vida no es color de Rosa?...
Teen Fiction"Melanie se siente atrapada en la monotonía y aburrimiento de una vida escolar donde no encaja en ningún grupo. A pesar de tener cerca a sus dos mejores amigas de la infancia en la misma escuela, la falta de emoción la sumerge en una profunda insati...