Cuándo supe que era uno de los candidatos para rey de la primavera, sentí que era como una especie de broma de muy mal gusto. Ni siquiera habían tomado en cuenta mi opinión, simplemente estaba en esa lista. Por eso, cuando al final gané y para colmo debía estar con Marilyn como mi reina, sentí que en definitiva era un chiste muy mal contado. Por un instante, pensé en seguir el consejo de Vero y decir que enfermé y no ir ese día, pero hacer eso era darle demasiada importancia a Marilyn. Así que decidí seguir adelante y aceptar lo que había ganado sin pedir.
Para Melanie, en un inicio, fue difícil de entender, pero al final aceptó mi decisión. Sabía que nunca la defraudaría. En las tardes, debía ir con Marilyn a practicar algunas cosas para la ceremonia y también, como éramos el rey y la reina, debíamos ser los primeros en aperturar la noche de baile. Por eso, nos pusieron a practicar un vals cursi que había elegido la directora. Todo esto lo hacía de la manera más cordial que mi antipatía por Marilyn me lo permitía. Además, el tiempo que pasaba ensayando con ella era tiempo desperdiciado, pues me alejaba de Melanie.
Una de esas tardes, Marilyn se me acercó y me dijo: 'Sé que me porté mal y también sé que no puedes confiar en mí. Por eso, no vengo a pedirte que me consideres tu amiga o a mendigar tu perdón, pero ¿qué te parece si solo por esta vez disimulamos llevarnos bien y dar una buena impresión a nuestros compañeros para que el esfuerzo de los profesores no sea en vano y todo salga como ellos lo tienen planeado?' La miré por un largo rato y le dije: 'Aprecio sinceramente cada una de tus palabras, pero como reconoces, no puedo creer en ellas. Así que lo siento, pero no puedo hacer lo que me pides. Además, en verdad no sé fingir. Así que si eso era todo, te pido que me dejes solo.' Al oír esto, Marilyn enrojeció de la furia y se alejó. Pero yo sabía muy bien que Marilyn tramaría algo en venganza a mi respuesta, así que decidí no bajar la guardia y mantenerme alerta.
Cuando al fin llegó el día de la primavera, me sentí calmado, tranquilo y hasta alegre.No porque me emocionara estar con Marilyn casi todo el día, sino porque al terminar el corso y el primer baile, no volvería a estar cerca de ella.
Mi madre me compró un traje azul marino, usé la camisa blanca y la corbata negra de mi padre. Me coloqué en las solapas unos ramilletes de flores blancas y rojas que Melanie había hecho para mí. Antes de salir rumbo al colegio esa tarde, mi madre me dijo que estaría entre la multitud, que vería el corso para tomarme una foto aunque sea de lejos. Le agradecí el gesto y salí presuroso.
Al llegar, vi a Marilyn con un voluminoso vestido rosa y una capa roja, como las que llevan todas las reinas para este tipo de eventos. Al verme llegar, me saludó y yo respondí a su saludo. Luego, la profesora Julia nos colocó las coronas y bandas de rey y reina. Salimos al patio donde todos nos esperaban con sus disfraces. Al vernos, lanzaron vítores de júbilo. Entonces, nos subimos a la carroza y ocupamos nuestros lugares. En medio de toda esa gente, trataba de ver a Melanie y entonces la vi con un hermoso vestido amarillo que llevaba girasoles hechos de tela en la parte superior. Además, sobre su brillante cabello tenía puesta una diadema de girasoles. Tuve que contener las ganas de saltar de la carroza y correr a besarla y decirle lo deslumbrante que se veía. Comencé a gritar su nombre para llamar su atención, pero me di cuenta de que, por más fuerte que gritara, no me oiría por el ruido de la calle y de la muchedumbre que nos acompañaba. El recorrido del corso no fue tan largo y el tiempo pasó rápido. Dentro de mí, me decía: "Ya solo queda el baile y podré estar con Melanie". Así que, al regresar, todos fuimos al patio más grande, que había sido decorado como salón de baile. Luego de unas palabras de agradecimiento de la directora, anunció que como reyes daríamos el inicio, siendo los primeros en bailar. En cuanto la música comenzó, extendí mi mano a Marilyn para salir a la pista de baile, tal y como lo habíamos practicado. Noté que ella tomó mi mano sin ningún tipo de entusiasmo. Es más, al bailar con ella noté que su rostro expresaba molestia y fastidio. Entonces pensé, ¿juega a la psicóloga inversa o de verdad ya se aburrió de mí? Al terminar, recibimos una fuerte ovación, mientras la fiesta comenzó. Me sentí cansado y sofocado, así que rápidamente fui hacia el baño de los hombres a refrescarme antes de salir a buscar a Melanie en el lugar en que habíamos acordado vernos al terminar el primer baile. Cuando vi la puerta cerrarse, por más que corrí para evitar que eso pasara, no pude hacerlo. Me habían encerrado.
ESTÁS LEYENDO
¿Mi Vida no es color de Rosa?...
Teen Fiction"Melanie se siente atrapada en la monotonía y aburrimiento de una vida escolar donde no encaja en ningún grupo. A pesar de tener cerca a sus dos mejores amigas de la infancia en la misma escuela, la falta de emoción la sumerge en una profunda insati...