Capitulo XX

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Sentado a oscuras en mi habitación, trataba de ver la manera de salir de todo este enredo. Había intentado por todos los medios hablar con Melanie, pero no quería escucharme. Y de su grupo de amigas, sólo Mariana aceptó hablar conmigo. En cierto modo, la conversación que tuve con ella fue un alivio ante el torrencial de emociones que estaba a punto de inundarme. Me escuchó con calma y sin interrupciones. Al terminar, me miró con comprensión y dijo: "Te creo, Jhon. Ya había notado el comportamiento errático de Giovanna, y con lo que me acabas de decir, hasta se podría creer que fue ella quién te encerró en el baño. Pero, ¿desde cuándo estuvo enamorada de ti? ¿Por qué fingió ser nuestra amiga?". "No lo sé", le dije. "Al igual que tú, creí que de verdad era nuestra amiga, pero ya sabes cómo terminó todo eso". Al verme totalmente decaído, dijo: "Tranquilo, trataré de hablar con Melanie y las demás. No tienes la culpa de nada, solo confiaste en Giovanna y, como todos, fuiste engañado por ella". Luego de aquella conversación, regresé lentamente a mi casa pensando en Melanie. Al llegar a casa, mi madre me entregó un sobre, el cual me dijo que había dejado Giovanna. Por un instante, pensé que podría ser Melanie, pero al oír el nombre de Giovanna, creí desfallecer y sumergirme de nuevo en mi angustiante desesperación. Tomé el sobre y lo puse en cualquier parte, sin saber bien qué hacer con él. Luego de un rato, cuando la oscuridad de mi habitación se fue haciendo más densa, encendí mi lámpara y vi de nuevo el sobre. Tuve como primer impulso romperlo, pero al final decidí abrirlo. Saqué la carta de Giovanna y empecé a leerla: "Jhon, sé que con decirte una y mil veces que lo siento no podré cambiar lo que hice. Créeme que de verdad me arrepiento mucho por todo lo que pasó. Mi amistad fue sincera y en verdad aprecio muchísimo a Melanie. No debí haberme cegado por los celos y la envidia, llegando a dañar su relación. Por eso, quiero enmendar el daño que causé. Espero que no sea irremediable, y para ello, debo pedirte que vengas al parque que está cerca al colegio a las siete. Por favor, ven, aunque sólo sea para insultarme. Ven y ayúdame a solucionar el daño que te causé". Al terminar de leer la carta, vi que faltaban pocos minutos para las siete, pero ¿por qué ir y confiar en Giovanna? ¿Y qué tal si todo era una especie de trampa?. Y si en verdad era una trampa, podría estar peor de lo que ya estaba. Entonces, tomé una decisión, cogí un suéter y salí a toda prisa hacia el parque.


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