Me sentí nerviosa al entrar a la Verbena de mi colegio, a pesar de estar junto a Vero y Mariana. Ellas me acompañaron hasta la cancha de básquet y minutos antes de las ocho me dejaron, deseándome suerte. En el fondo, quería que no se fueran, pero sabía que debía estar sola. Miré el cielo estrellado y la luna brillante. Sentía que cada minuto se hacía eterno mientras escuchaba cada latido de mi corazón.
Cuando una mano temblorosa se posó sobre mi hombro, era Jhon. "Hola", me dijo. "Disculpa por la demora, pero ganaba esto en uno de los juegos para ti", y me mostró una muñeca de trapo. Le di las gracias y le dije: "Está preciosa”, “no tanto como tú", murmuró, sonrojándose sin poder mirarme a la cara. "Tú también te ves guapísimo", le dije sin saber cómo se escaparon aquellas palabras de mi boca. Pero en verdad se veía guapísimo. Llevaba un blazer azul con una camisa blanca, unos pantalones jeans, unos zapatos negros impecables y brillantes.
Dimos vueltas por la cancha mientras hablábamos. Me contó de los distintos colegios en dónde había estado, de lo mucho que le dolía dejar amigos y empezar de cero cada año. Y por último, se paró delante de mí, me tomó de las manos, me miró fijamente a los ojos y dijo: "Aunque no lo creas, de todas las personas a las que tuve que dejar atrás en estos años, fuiste tú a la que nunca pude olvidar". Luego me abrazó y dijo: "Te extrañé muchísimo". "Yo también te extrañé", le dije. "Esta vez será diferente, te lo prometo", me dijo mientras me abrazaba más fuerte y sentía su voz quebrarse. "No pienses en eso", le dije. "Aún no termina el año, vivamos al máximo sin preocuparnos por algo que no sabemos si sucederá. Y además, si pasara, es decir, si te volvieras a cambiar de colegio, no perdemos contacto. Ya veremos la forma de estar juntos". Me abrazó mucho más fuerte, tanto que pude sentir los latidos de su corazón, y estoy segura de que él también sintió los míos.
Luego, al ir separándonos de a poco, nos quedamos mirando fijamente y sentí su cara acercándose a la mía. Mi corazón latió aún más fuerte, las piernas me temblaban y sentí sus tibios labios pegados a los míos. Perdí totalmente la noción del tiempo y del lugar en donde estaba. Aquel momento me pareció durar una eternidad. Cuando nuestros labios se separaron, me dijo: 'Lo siento, sé que la pregunta viene antes del beso'. Tomó nuevamente mi mano y me la puso sobre su corazón y dijo: 'Sé que somos jóvenes, que aún no he terminado nada en esta vida, que lo tengo todo a medias, pero Melanie Torres Sánchez, ¿deseas ser mi novia?'. Sentí cada latido que acompañó a cada una de sus palabras y le dije: 'Sí', mientras acercaba mi rostro a su cara y le besé por un largo rato...
El resto de la noche la pasamos en la Verbena, comimos helados, sandwiches y otras chucherías, mientras me contaba cosas de su vida, como que hace unos años atrás rescató a un perrito en Navidad, o de cómo su abuela le había enseñado a pintar y era bueno haciendo retratos. Subimos a los juegos, en donde grité como loca en el gusanito, derribé todas las latas del “tumba Latas” y gané un peluche para él, lo recibió súper emocionado y me dio un beso en la mejilla. Luego, cuando llegó la banda de músicos, nos pusimos a bailar todas las canciones sin importar su género o si otras personas salían a bailar esas canciones. Hasta que llegó la hora de regresar. Él me acompañó hasta mi casa, me dio un beso en la frente de despedida, abracé la muñeca que me había regalado mientras lo veía irse lentamente abrazando el peluche que gane para él.
ESTÁS LEYENDO
¿Mi Vida no es color de Rosa?...
Teen Fiction"Melanie se siente atrapada en la monotonía y aburrimiento de una vida escolar donde no encaja en ningún grupo. A pesar de tener cerca a sus dos mejores amigas de la infancia en la misma escuela, la falta de emoción la sumerge en una profunda insati...