Melanie estaba acostumbrada a recibir burlas y chistes hirientes, apodos e incluso malos momentos por atreverse a ser ella misma desde que tenía memoria. Incluso el año pasado fue una verdadera pesadilla, pero este año parecía ser diferente. Cuando de repente, todo volvió a ser como antes. Es verdad que ahora tenía a Silvia, Giovanna, Vero y Mariana, lo que hacía la situación más llevadera. Pero eso no evitaba que se sintiera vulnerable por la situación. Intuía que Marilyn muy probablemente estaba detrás de todos los ataques, incluido un dibujo grotesco de ella con traje de payaso dibujado en la pizarra. Todas le decían que debía confrontarla, pero tan solo de imaginar esa situación, la ponía aún peor. Tenía miedo a que de alguna forma Marilyn se hiciera la víctima y todos creyeran más en su palabra, y que toda la situación empeorara aún más. No le había dicho nada a Jhon porque sentía que era algo que ella debía resolver por sí misma y debía tomar una decisión rápidamente. Cuando pensó que ya nada podía empeorar, un día, cuando regresó al salón luego de la clase de educación física, vio que su mochila no estaba en su pupitre. Giovanna y Silvia le ayudaron a buscarla, pero no la encontraron. "Esto no puede seguir así", le dijo Silvia. "Así es", replicó Giovanna. "Pero ¿qué puedo hacer?", dijo Melanie con la voz llena de angustia y desesperación. "Decirle a la auxiliar", dijo Silvia. Melanie miró un rato a sus amigas y sí, tenían razón, tenía que hacer algo. Su indecisión la había llevado a que todo empeorara más. Entonces les pidió que la acompañen, pero Giovanna dijo: "Ve con Silvia, yo me quedo. No vaya a ser que al salir las tres, tu mochila aparezca en tu sitio y quedes como una mentirosa". "Tienes razón", dijo Melanie, y salió del salón con Silvia al despacho de la auxiliar para explicarle lo sucedido y pedirle ayuda.
Al llegar al despacho, Melanie tocó tímidamente la puerta. La voz amable de la señorita Betty las invitó a pasar. Una vez dentro, le contaron lo sucedido. Su semblante amable cambió totalmente. Miró con comprensión a Melanie y le dijo: "No creo que esto sea lo primero que te hayan hecho, pero diste un gran paso al venir aquí. ¡Ahora vamos, chicas! Acompáñenme. Llegaron al aula, dónde entró con Silvia y le pidió a Melanie que se quedara afuera y cerró la puerta. Melanie se sentía nerviosa, por más que trataba de escuchar lo que pasaba dentro del salón, no podía. Tenía la mente revuelta como el estómago, sentía las manos frías y una gran pesadez que tiraba y le oprimía el pecho. Cuando por fin la puerta se abrió, salió la señorita Betty con dos muchachos: Jorge y Liam. "¿Y bien, qué tienen que decir a su compañera?" les dijo. "Sentimos mucho haber escondido tu mochila y esto no volverá a pasar", bien dijo la señorita Betty. "Vamos a buscar la mochila de su compañera". Se la entregan y "pobre de ustedes con decirle o hacerle algo", luego le dijo a Melanie. "Pasa y no tengas miedo. Ya hablé con todos, esto ni nada parecido volverá a pasar, pero recuerda siempre poner límites. Si no lo haces, las personas pasarán sobre ti y se aprovecharán de tus miedos". Al ver que Melanie se iba a quebrar, la abrazó fuerte y le susurró: "calma, todo cambiará. Te lo prometo, solo no vuelvas a dudar de ti misma".
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¿Mi Vida no es color de Rosa?...
Teen Fiction"Melanie se siente atrapada en la monotonía y aburrimiento de una vida escolar donde no encaja en ningún grupo. A pesar de tener cerca a sus dos mejores amigas de la infancia en la misma escuela, la falta de emoción la sumerge en una profunda insati...