Capitulo XVII

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Cuando Jhon me dijo que aceptaría ser el rey de la primavera, sentí mucha rabia y desazón. ¿Cómo podía aceptar pasar tiempo con Marilyn? Tan solo imaginar cómo bailarían para aperturar las celebraciones me producían una rabia ciega. Pero entonces entendí que debía respetar su decisión y apoyarlo, porque si había algo que no podía negar era que él nunca me había mentido o lastimado. Así que, sin importar lo que Marilyn hiciera o dijera, su corazón latía solo por mí.
En las noches, al salir de las prácticas para la celebración por el día de la primavera, Jhon pasaba por mi casa y salíamos a caminar mientras me contaba cada detalle de lo que sucedía en ellas. Me decía lo mucho que se aburría y cómo pensaba en mí en cada momento, deseando que aquel baile inaugural fuera conmigo. Entonces le decía: "Tranquilo, verás cómo todo pasa muy rápido y luego el resto de esa noche estaremos juntos", mientras le daba tiernos besos de ánimo en la frente. Cuando al fin llegó el día de la primavera, las chicas pasaron por mi. Vero iba de mariposa, Silvia de duende, Giovanna de ángel y Mariana de gatita. Cuando salí y me vieron con mi disfraz, quedaron sorprendidas. A todas les gustó la originalidad de mi vestido y tocado. Mientras nos alejábamos, escuché a lo lejos la voz de mi madre diciendo: "No llegues muy tarde y diviértete". Uhmm, divertirme pensé, imposible viendo cómo Marilyn y Jhon estarían juntos.
Al llegar, todos esperábamos en uno de los patios al rey y la reina. Podía oír cómo todos decían que prácticamente el destino había corregido las cosas, pues Jhon debía estar con alguien tan hermosa como Marilyn y no con una friki única y detergente como yo. Entonces Mariana me dijo: "Ignoralos" y yo le dije: "Tranquila, su opinión me tiene sin cuidado, solo me importa lo que piense Jhon". Entonces ambos salieron, mi corazón dio un vuelco. Jhon se veía bellísimo. Recordé cuando se disfrazó de novio en nuestra niñez. Por un instante, sentí el impulso de correr hacia él, pero recordé dónde estábamos y me contuve. Vi que llevaba puesto los ramilletes que le hice para la solapa de su blazer. Lo tomé como un mensaje, era como si dijera "estoy pensando en ti y aunque no estés conmigo, tu amor me acompaña". Luego los vi subir a la carroza y salimos a acompañar el corso. El recorrido fue rápido y al llegar de nuevo al colegio, debíamos ir al patio que había sido adaptado como salón de baile, pero no pude ir hacia ese lugar. Solo de pensar en Jhon y Marilyn bailando bajo aquel ambiente romántico, me producían arcadas de desilusión de no ser yo quien baile con él. Así que, para evitarme ese mal momento, me dirigí a la cancha de básquet donde habíamos quedado en reunirnos al terminar el baile inaugural.
Mientras iba caminando hacia aquel lugar, pude oír la melodía del vals y los aplausos, como el grito de entusiasmo de muchas chicas. Mis piernas parecían de plomo mientras pedía que la música dejara de sonar lo más pronto posible. Cuando al fin dejó de sonar, sentí un gran alivio, pues al fin Jhon y yo estaríamos juntos. Pero el tiempo pasaba y pasaba y Jhon no llegaba. Lo conocía bien, así que bajo ningún motivo me dejaría plantada. Algo había pasado, así que corrí a toda prisa al salón de baile. Tarde un rato en encontrar a las chicas, estaban todas menos Giovanna que se había sentido mal y había regresado. Les conté lo sucedido, todas se sorprendieron y me ayudaron a buscar a Jhon por todo el colegio. Buscamos por todos los salones, fuimos nuevamente al campo de básquet y nada.
Cuando entonces pensé, falta el baño. "¿Qué?" dijeron todas sorprendidas. "No podemos entrar al baño de hombres, si nos encuentran nos expulsarán", tenían razón. Pero mi corazón me decía que debía seguir buscándolo. Así que les dije: "No se preocupen, iré yo sola". Y antes de que pudieran detenerme, salí hacia el baño de los hombres. Tuve cuidado de que nadie me viera ir por el pasillo que conducía a los baños de los chicos que estaban algo alejados del baile. Cuando llegué, vi la puerta cerrada, pero entonces toqué y toqué lo más fuerte que pude. Al terminar de tocar, pegué mi oreja a la puerta y oí: "¡Hola! Por favor, ayúdame, soy Jhon. Quedé encerrado aquí y no puedo salir. Por favor, consigue a alguien que me ayude".
No había mucho tiempo que perder sin poder responderle, por temor a que algún chico llegara y me acusara. Salí a toda prisa, busqué a la señorita Betty y le conté lo sucedido. Ella fue a su despacho, sacó un juego de llaves y me pidió que la esperara allí.
Mientras esperaba, me sentía desfallecer de la angustia, mientras me mordía los labios de los nervios. En eso, la puerta se abrió y eran la señorita Betty y Jhon. No pude contenerme y corrí a abrazarlo mientras lloraba, mientras la señorita Betty decía: "Tranquila, no le pasó nada". Al parecer, alguien cerró la puerta de manera "accidental". Ahora salgan de aquí y vayan a divertirse, que todavía les queda mucho tiempo.
Salimos tomados de la mano, no sin antes agradecerle por todo. Luego, Jhon me dijo: "Todo esto fue muy raro, es más, hasta diría que fue planeado para que pensaras que te dejé plantada". Si le dije, pero sabes Jhon, no contaron con que jamás dudaría de ti.
Al oír esto, no pudo evitar abrazarme mientras nuestros labios se fundían en un tierno beso, que estallaba entre el ruido lejano de la fiesta de la primavera.

¿Mi Vida no es color de Rosa?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora