Capítulo XXIII

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La llegada del fin del año escolar significaba, para muchos, el pensar en vacaciones, diversión, juegos y risas. Pero para Jhon no era así. Para él, era la angustia de no saber si su padre le dejaría continuar en su actual colegio, o si nuevamente sería cambiado a otro. Él no quería dejar este colegio. Había hecho amigos de verdad, algo que hacía años no conseguía. Además, quería seguir estudiando con Melanie. Sabía que si se cambiaba de colegio, igual seguirían viéndose, pero sentía que no sería lo mismo. Ya antes lo habían separado de ella y no quería que la historia se repitiera. Además, se había mantenido con un excelente rendimiento académico, cumplido con todos sus deberes en casa, así que no había motivo aparente para que su padre decidiera que debía cambiar de colegio. Le pidió a su madre y a su hermana que hablaran con su padre y le ayudaran a hacerle ver que no podía seguir siendo injusto con él. Que bajo ningún concepto el éxodo al que le sometía cada año era beneficioso para él, pero con su padre nunca se sabía.
Melanie y las demás no podían ser ajenas a la angustia de Jhon. Querían ayudarle de alguna manera, pero no sabían cómo. Una de esas noches, en las que Melanie no podía dormir tratando de ver una solución, se le ocurrió algo que quizá podría funcionar. A la mañana siguiente, salió muy temprano y, en lugar de dirigirse a la escuela, tomó un autobús rumbo a la casa de la abuela de Jhon. Quizá ella podría convencer a su padre para que no le cambiara una vez más de colegio. Tenía muchísimo miedo. No sabía cómo le recibiría la abuela de Jhon y si pensaría que era una entrometida, o si no la encontraría en casa. Pero bueno, no había tiempo para pensar en esas cosas. Ya se encontraba en camino, así que solo debía seguir.
Al bajar del bus, se encontró desorientada. No recordaba bien por dónde era la casa de la abuela de Jhon. Había ido de visita con él solo una vez, pero con lo despistada que era, no había prestado atención al camino que habían seguido aquel día. Después de un par de vueltas, recordó el camino, pudiendo dar con la casa. Con muchos nervios y con el corazón latiendo a mil, tocó el timbre y esperó. Cuando al fin la puerta se abrió, la abuela de Jhon la miró asombrada. Melanie le dijo: "¿Qué haces aquí a estas horas? ¿Sucedió algo con mi nieto?". Entonces, Melanie la miró y le dijo: "No se preocupe, él está bien. Es solo que necesitaba hablar con usted". Entonces, el semblante duro de la abuela cambió y le dijo: "Disculpa, pequeña. El verte a esta hora me sorprendió. Pasa y hablemos".
Al entrar, Baltazar, el perrito que Jhon rescató en Navidad, la recibió con mucha alegría. Una vez dentro, la abuela le invitó a tomar asiento. Entonces, Melanie le dijo: "Señora, estoy aquí por Jhon. Como usted sabe, cada año es cambiado de colegio, algo que para él siempre fue inevitable. Hasta este año, donde encontró amigos y estabilidad. Por favor, le pido que hable con el padre de Jhon para evitar que nuevamente deba comenzar de cero en otro lugar. No sé cuáles sean los motivos por los cuales su padre realiza esta acción, pero no dudo de sus buenas intenciones. Pero sería bueno que también se tuviera en cuenta lo que Jhon piensa al respecto". La abuela de Jhon la miró con respeto y ternura, y le dijo: "Eres muy valiente, pequeña. Además, con tu visita y palabras, me demuestras lo mucho que quieres a mi nieto".
Al escuchar esto, Melanie se ruborizó. La abuela tomó su mano y le dijo: "No te preocupes, que tu visita no será en vano. Hablaré con mi hijo y tendrá que escucharme". Al oír esto, Melanie no pudo evitar darle un cálido abrazo, mientras sentía cómo todo en la vida de Jhon cambiaría para bien.

¿Mi Vida no es color de Rosa?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora