"Hoy al fin es sábado", pensaba Melanie, recostada sobre su cama mientras cerraba los ojos, recordando el tierno y cálido beso que Jhon le dio en la mejilla como despedida antes de ingresar al colegio. El timbre de su casa sonó eran Mariana y Vero. Corrió a abrirles y rápidamente pasaron a su cuarto. Tuvieron que sentarse en una esquina de la cama, pues Chanclas, el gato de Melanie, ocupaba la mayor parte. Habían ido aquella mañana para ayudar a Melanie a decidir qué ropa usaría para su gran noche. Aunque Mariana no estaba del todo segura si era una buena idea, no quería matar la ilusión de su amiga. Al final, terminaron con un montón de ropa tirada en el suelo. Nada parecía convencerlas. "Uhmm, es que no sé", le dijo Vero. "¿Y si usas blue jeans como todas?". Ese había sido un golpe bajo para Melanie, pues ella, aunque no lo crean, no usaba esos pantalones, al menos no hasta ahora. Y no era porque se los prohibieran, era porque a ella no le gustaban. Tenía un estilo personal muy propio. Casi siempre terminaba modificando la ropa que le compraban y a dónde iba escuchaba los cuchicheos en son de crítica o burla, pero eso poco le importaba. Entonces le contestó a Vero: "Pero si hago eso, sería como ir sin ser yo misma". Pero Melanie, le dijo Vero, "no sé, quizá Jhon se sienta incómodo si te vistes como siempre lo haces". Mariana dijo: "Si es así, entonces no vale la pena. Él debe valorarte por lo que eres". Melanie sentía que Mariana tenía razón, pero una voz en su interior, salida de quién sabe dónde, le decía: "¿Qué tal si Vero también?". Y al final, Jhon pasaba de largo, sin mirarla, avergonzado de que lo vieran al lado de una chica vestida de manera estrafalaria. "Melanie" dijo Mariana: "Mirá esta falda blanca que tienes, es preciosa. Y si la combinas con una chaqueta roja, esta camiseta blanca de ositos, y con estas zapatillas blancas, te verás preciosa sin dejar de ser tú misma. Si quieres, puedo pasar por ti un poco antes para maquillarte y peinarte". Melanie, al escucharla, se sintió mejor y dijo que estaba de acuerdo con aquella idea. Luego, entre todas a acomodaron toda la ropa en su lugar, se despidieron y acordaron verse más tarde.
Las horas pasaron y el tiempo para que estén juntos nuevamente se acercaba. Mientras Melanie se alistaba nerviosamente, llegó Mariana. Le ayudó a terminar de cambiarse, luego le puso un poco de maquillaje, lo más básico y simple posible, la peinó y colocó un lazo rojo en el cabello. Cuando Melanie se miró, no se reconoció. Se veía preciosa, gracias Mariana, le dijo mientras la abrazaba.
"De nada, y me gustan tus pantimedias rosa", dijo Mariana guiñandole un ojo. Salieron del cuarto mientras se despidieron de los padres de Melanie, prometiendo regresar temprano. Al salir, Melanie sintió que tenía el corazón atorado en la garganta. Esta noche estaría junto a Jhon.
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¿Mi Vida no es color de Rosa?...
Teen Fiction"Melanie se siente atrapada en la monotonía y aburrimiento de una vida escolar donde no encaja en ningún grupo. A pesar de tener cerca a sus dos mejores amigas de la infancia en la misma escuela, la falta de emoción la sumerge en una profunda insati...