21. ZORO & KID - p. 7

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El espadachín de los Mugiwara abrió los ojos con dificultad debido a la claridad que entraba por las ventanas de aquel lugar. Buscó por toda la cabaña en la que se encontraba algún rastro de cualquier otra presencia allí pero todo indicaba que se encontraba completamente solo. Condujo su vista con rapidez por toda la habitación para cerciorarse de que su nueva espada seguía en el mismo sitio en el que él la había dejado horas atrás. 

Se tumbó de nuevo en la cama mientras se estiraba para terminar de desperezarse y no pudo evitar que el olor impregnado en las sábanas se colara por sus fosas nasales. Suspiró de forma profunda y tras unos segundos en los que permaneció absorto en sus pensamientos, se levantó finalmente de la cama. Se duchó y se preparó para salir en busca de sus nakamas pero cuando estaba a punto de salir de la cabaña algo llamó su atención. 

Había algo sobre la mesa situada junto a la puerta de salida. Se acercó para comprobar de qué se trataba y no pudo evitar que una sonrisa se dibujara a en su cara al reconocer al instante el objeto. Una botella de sake y una nota. Cogió el cacho de papel escrito y no pudo evitar soltar una pequeña risa.

"Debo encontrar al resto de mi tripulación pero nos veremos pronto. Estaré de vuelta para ayudarte a acabar con Orochi. Después de todo lo sucedido con Killer, es lo mínimo que puedo hacer.

No se te ocurra enfrentar a Kaido hasta que nos juntemos de nuevo o te las verás conmigo."

Cogió la botella y dio un largo trago sintiendo cómo el amargo líquido quemaba su garganta y le calentaba de inmediato. Se limpió los restos de alcohol de los labios y leyó de nuevo la nota. Sin borrar la sonrisa de su cara la guardó en el bolsillo mientras recordaba todo lo que había sucedido con el pelirrojo.


*Flashback*

Los labios de Kid estaban a escasos centímetros y Zoro sentía cómo poco a poco su enfado con el mayor se iba disipando para dar lugar a algo muy diferente. Si algo tenía claro es que él siempre había luchado por lo que quería y en esos momentos no había nada que resultase más apetecible que besar a aquel demonio rojo así, antes de pensarlo dos veces, se lanzó a besar al contrario. El beso no tardó en ser correspondido y la rudeza de ambos hombres se hizo presente en apenas unos segundos. El pelirrojo sujetó con una de sus manos el cuello de Zoro y con la otra se aferró con fuerza a su pelo. Por su lado el peliverde exploró el cuerpo del más pálido paseando sus manos sin ningún cuidado ni pudor.

-Siempre me ha gustado jugar con fuego. -Susurró el espadachín al separarse de aquel beso.

-No sabes cómo me alegra escuchar eso. -Respondió el otro de la misma forma mientras se lanzaba a besarlo de nuevo.

Se dirigieron a la cabaña donde Zoro había pasado los últimos días y entre besos y caricias, la necesidad de tocar al contrario solo aumentaba por momentos.

-Desnúdate. -Ordenó el pelirrojo.

-¿Me estás dando órdenes? -Preguntó el espadachín mientras esbozaba una sonrisa de superioridad. -No soy uno de tus hombres que cumplen a rajatabla lo que pides así que si quieres algo, hazlo tú mismo.

Eustass miró al peliverde abriendo los ojos tras escuchar al menor. Ese idiota osado le sacaba de quicio pero al mismo tiempo, por alguna razón ejercía una atracción casi irresistible sobre él. Cuando escuchaba la rudeza y la indiferencia mezclada en las palabras ajenas no podía evitar sentirse conectado de alguna manera con ese hombre. Jamás había conocido a alguien tan parecido a él y sin embargo, sus vidas parecían haber tomado caminos totalmente contrarios. 

-Esto será divertido... -Gruñó el del pintalabios junto a la oreja del espadachín para terminar mordiendo su lóbulo.

Zoro sintió cómo un escalofrío recorría su columna y se expandía por todas sus extremidades. Kid parecía disfrutar de aquel momento tanto o más que él y eso sólo lo excitaba aún más. Estaba acostumbrado a las discusiones con Sanji y a pesar de que no podía negar lo divertido que eran sus enfrentamientos, a veces era agotador encontrar un equilibrio con el cocinero. El rubio era amable y comprensivo pero también era duro y crítico cuando veía que alguien actuaba de forma incorrecta. Y para su desgracia, él no era precisamente alguien que destacara por sus buenos modales. Sin embargo, todo con Kid era tan fácil y natural que desde que le conoció sentía por primera vez que podía tomarse un respiro de todo lo que sucedía fuera.

Pensé que sería al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora