6. ZORO & SANJI - p. 3

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Desde que se liberó de la familia Vinsmoke definitivamente era como si una parte de él estuviese cambiando. Se estaba dejando llevar por lo que sentía en cada momento y por lo visto, Zoro y Law habían percibido ese comportamiento en su persona y estaban respondiendo de alguna manera.

Uno era su nakama. Jamás llegaban a un acuerdo en nada salvo lo que tuviera que ver con proteger a la tripulación. Sin embargo, después de tanto tiempo, sentía que había crecido en muchos aspectos con el marimo como para no sentir nada cada vez que sus ojos se encontraban y se observaban con ese anhelo.

Por otro lado, el capitán de los Heart era totalmente opuesto al espadachín. Y al contrario de lo que su apariencia indicaba, el ojeroso era alguien respetuoso e inteligente. De hecho, a ojos de Sanji, Trafalgar Law era lo más parecido a un genio de esos a los que no hay una sola cosa que se les dé mal por lo que no podía evitar sentirse intimidado ante su presencia cuando mostraba ese comportamiento tan frío y distante.

Aunque, tras Dressrosa, parecía que el cirujano también había liberado una pesada carga de sus hombros. Él mismo lo había confesado y ni siquiera se había dado cuenta. ¿Por qué de pronto una actuaba de forma tan cálida con él? La sensación era tan abrumadora que lo único en lo que podía pensar el cocinero con claridad era la necesidad de volver a sentir el toque ajeno.



Zoro jamás imaginó que las cosas cambiarían de nuevo con tanta aleatoriedad. Si le hubiesen preguntado habría respondido sin duda alguna que el cejillas jamás cedería ante el tatuado. Si bien era cierto que aquel hombre era educado y respetuoso como Sanji, también era directo y sincero, sin filtrar lo que decía ni a quien se lo decía. Y desde luego, sin importarle la manera en la que sus palabras afectasen al resto. Y en eso era igual que el espadachín.

Maldita sea.

Eso era algo que Sanji sólo podía tolerar en Zoro. O tal vez el rubio era capaz de apaciguar las almas atormentadas cada vez que actuaba de forma comprensiva y amable con esas personas. Demonios, si antes había tenido dudas, ahora estaba seguro.

Trafalgar estaba interesado en el cocinero.

No hacía mucho que se habían reencontrado en Ebusi. Había sido un alivio volver a ver a sus nakamas y al ojeroso a salvo. Seguía esperando que apareciera su capitán pero sabía que no le decepcionaría. Sin embargo, no pasó mucho desde la llegada de sus compañeros, cuando empezó a notar cómo se comportaban el rubio y el cirujano.

Pasó los siguientes días esforzándose por ignorar aquella sensación cada vez que todos se reunían. Seguía manteniendo buenos momentos con Sanji pero, ahora había caído en la cuenta de que tal vez esos aspectos que el cocinero le regalaba de forma desinteresada y que tan cálido le hacían sentir, no era algo que hiciese de forma exclusiva con él.

Eso era algo bueno ¿Verdad? Su nakama era una de las mejores personas que había conocido en el camino y se sentía orgulloso al recordar que se había encontrado con gente realmente buena. Entonces, ¿Qué había de malo en saber que Sanji era así con todos y no sólo con él?

¿Realmente había imaginado que el rubio y él tenían algo especial?

¿O acaso Trafalgar había conseguido ganarse verdaderamente el afecto del rubio?

Aquel día se despertó con un extraño presentimiento que creció a lo largo de la tarde. Se encontraba meditando apartado de todo el ruido de la gente, cuando por fin sintió algo. Una presencia. Alguien se encontraba cerca y parecía venir hacia su posición. Se preparó para desenvainar sus espadas en cualquier momento pero el ruido de un tropiezo y la queja que vino después le hicieron parar en seco.

Esa voz la había escuchado antes...

Pensé que sería al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora